DÍA 4, 5 Y 6
33 DÍAS DE MEDITACIÓN PARA
LA CONSAGRACIÓN AL ESPÍRITU SANTO,
Consagración al Espíritu Santo
Día 4
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CREO EN EL ESPÍRITU SANTO
🌹 _“Queridos hijos, os invito a la oración
por quienes no han conocido el amor de Dios, comprenderíais que hablo de muchos
de vosotros si mirarais en vuestros corazones. Con el corazón abierto,
preguntaos sinceramente si deseáis al Dios viviente o deseáis apartarlo y vivir
según vuestro querer. Mirad a vuestro alrededor, hijos míos, y observad hacia donde
va el mundo, que piensa hacer todo sin el Padre, y que deambula en la tiniebla
de la tentación. Yo os ofrezco la luz de la Verdad y al Espíritu Santo. Estoy
con vosotros según el plan de Dios: para ayudaros, a fin de que en vuestros
corazones triunfe mi Hijo, Su Cruz y Resurrección. Como Madre ansío, y oro,
por vuestra unión con mi Hijo y con Su obra. Estoy aquí́, ¡decidimos! Gracias.”
(2 de Junio 2011)_
• GUÍA
“El amor de Dios ha sido
derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos ha sido dado” (Rm
5:5)
Aquel al que el Padre ha
enviado a nuestros corazones, el Espíritu de su Hijo es realmente Dios. Cuando
el Padre envía su Verbo, envía también su Aliento: misión conjunta en la que el
Hijo y el Espíritu Santo son distintos pero inseparables. Sin ninguna duda,
Cristo es quien se manifiesta, Imagen visible de Dios invisible, pero es el Espíritu
Santo quien lo revela. En el camino de su partida a través de Getsemaní́ y del Gólgota,
el mismo Jesucristo en su humanidad se abrió́ totalmente a esta acción del Espíritu
Paráclito, que del sufrimiento hizo brotar el eterno amor salvífico. El Espíritu
Santo fue quien actuó́ de manera especial en esta autodonación absoluta del
Hijo del hombre para transformar el sufrimiento en Amor Redentor.
El Espíritu Santo vendrá́
cuando Cristo se haya ido por medio de la Cruz; vendrá́ no sólo después, sino
como causa de la redención realizada por Cristo, por voluntad y obra del Padre.
A costa de la Cruz redentora y por la fuerza de todo el misterio pascual de
Jesucristo, el Espíritu Santo viene para quedarse desde el día de Pentecostés
con los Apóstoles, para estar con la Iglesia y en la Iglesia y, por medio de
ella, en el mundo.
• REFLEXIÓN
En este momento de silencio
podemos ser valiente y enfrentar a la cara quienes somos nosotros de verdad.
Somos el resultado de lo que Dios ha creado y de lo que nuestro ambiente y
nosotros hemos construido sobre lo hecho por Dios pero que no siempre ha sido
nuestra mejor colaboración. Podemos haber construido rencores, envidias o
incluso haber puesto caretas a nuestra vida o forma de ser queriendo tapar
verdaderas grietas en nuestra vida que no son otra cosas que heridas.
¿Por qué́ juzgo tanto? ¿Por
qué́ pienso siempre mal de los demás? ¿Por qué́ tengo tanta facilidad para
sacar faltas a los demás? Todo ello viene de las experiencias vividas, de la
sequedad que produce vivir orientados hacia las cosas del mundo. Hoy es el
momento de saber que Dios te ama, Sí, dilo: “Dios me ama” (dilo varias veces
hasta que te lo creas). Y quiere reconstruir en ti lo que está desnivelado
porque Dios realmente te ama. Pronto lo sentirás.
• MEDITACIÓN
¡Cuántas veces nos
comportamos como niños mimados que no valoramos lo que nos dan! Y es que Dios
te ama y te lo demuestra constantemente pero no nos damos cuenta. Es
imprescindible en la vida haber sentido el amor de Dios, el sentirte
especialmente mirado por Él, el descubrir que aquel que está en la cruz y vivió́
la pasión la experimentó también por ti y por todo lo que has hecho hasta este
día para que recibieras su Espíritu Santo que como Luz ha tocado tu conciencia
y te has dado cuenta de todo lo que no has agradecido, no has valorado en estos
años.
Pero nuestra vida va unida a
un Plan trazado por Dios para ti concretamente porque lo que no hagas quedará
por hacer y el Dios Bueno te pedirá́ cuenta de ello. Ábrete a su proyecto en
ti, un plan que no tendrá́ fisuras, que aunque implique sufrir te llevará a
ser una construcción firme y bella que todos podrán admirar. Admira ahora al
crucifijo, mírale, “solo te pido que le miréis” (Sta. Teresa de Jesús) porque
en Él está la mayor muestra de amor de tu Padre Dios, entregó a su Hijo para
que fueses salvo.
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Escrita por: Pbro D. Mario
Luis Almario
Consagración al Espíritu
Santo
Día 5
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CREO EN EL ESPÍRITU SANTO
🌹 _“Queridos hijos, hoy os invito a que
os decidáis a dedicarle pacientemente tiempo a la oración. Hijos míos,
vosotros no podéis decir que sois míos y que experimentáis la conversión a
través de mis mensajes, si no estáis dispuestos a dedicar tiempo a Dios todos
los días. Estoy cerca de vosotros y os bendigo a todos. Pero, hijos míos, no
olvidéis que si no oráis, no podéis estar cerca de mí ni del Espíritu
Santo, quien os conduce por el camino de la santidad. Gracias por haber
respondido a mi llamada.” _(25 de Julio 1994)_
• GUÍA
“Mediante el don de la
gracia que viene del Espíritu, el hombre entra en «una nueva vida», es
introducido en la realidad sobrenatural de la misma vida divina y llega a ser
Santuario del Espíritu Santo, Templo vivo de Dios. Por el Espíritu Santo, el
Padre y el Hijo vienen al hombre y ponen en él su morada.
El soplo de la vida divina,
el ES, en su manera más simple y común, se manifiesta y se hace sentir en la
oración. En ella se manifiesta ante todo y sobre todo como el don que « viene
en auxilio de nuestra debilidad » (JPII). La oración nos cambia el corazón y
nos hace comprender mejor cómo es Dios. La oración nos devuelve al camino de
la verdad sobre nosotros mismos y sobre Dios.
“Pedid y se os dará, buscad
y hallaréis, llamad y se os abrirá, porque todo el que pide recibe, y el que
busca halla, y al que llama se le abre”. “Qué padre entre vosotros, si su hijo
le pide un pez, le dará una serpiente en lugar del pez? ¿O si le pide un
huevo, le dará un escorpión?. Si vosotros, pues, que sois malos, sabéis dar
cosas buenas a vuestros hijos, ¿cuánto más el Padre del cielo dará el
Espíritu Santo a los que se lo piden?”...
• REFLEXIÓN
“Nada hay escondido que no
llegue a saberse” (Mt 10, 26), y eso es lo que hay dentro del corazón del
Padre, sus deseos para nosotros. Y Jesús, Dios pero a la vez verdadero hombre,
buscaba momentos largos de encuentro con el Padre para disfrutar y conocer esos
deseos que había en la mente y el corazón de Dios, sus proyectos para que
Jesús los mostrara al mundo y a todo aquel que quisiera escucharle. Ahora es
nuestro momento de ponernos a los pies de Jesús como lo hiciese María de
Betania. Es el momento de dedicar nuestro tiempo a la oración. Orar es hablar
con Dios, hablarle con un corazón ardiente de amor por el deseo del encuentro
con Él pero sediento de su Palabra de Vida que inflama nuestra vida de
esperanza y de amor. La oración comienza con una decisión voluntaria de
querer orar y hacer compromisos concretos para que pueda cumplirse realmente.
Piensa en este momento, ¿Cuánto tiempo dedicar a hablar con Dios? Compara
ahora, ¿Cuánto tiempo dedicar a hablar con las personas a las que quieres? ¿Sientes
que con ellos tampoco hablas y te sientes triste, seco, desilusionado? Dios es
la fuente viva, acércate y bebe de Él.
• MEDITACIÓN
Para orar debes acercarte a
Dios con un corazón deseoso de vivir la experiencia del encuentro. Debemos
poner nuestra parte porque Dios pondrá el resto. Comienza centrándote en lo
que vas a hacer. Relájate, cierra los ojos y piensa que ahora es un momento de
sólo encuentro con Dios. Igual que Moisés se preparaba antes de entrar a la
tienda del Encuentro en donde Dios bajaba en forma de nube que la cubría por
completo, ahora el Padre va a hacer descender su Espíritu sobre Ti para
ayudarte a orar en Espíritu y Verdad. No hay necesidad de emplear tantas
palabras para rezar: el Señor sabe lo que queremos decirle. Lo importante es
que la primera palabra de nuestra oración sea «PADRE». Orar te va a hacer
entrar en la vida de Dios, en conocer los pensamientos que Dios tiene para ti y
para tu familia, pero no tengas miedo porque es un Padre Bueno. Sigue dándole gracias
por lo que en estos días has descubierto que forma parte de los grandes
regalos de Dios, y reza el Padre Nuestro muy lento y párate en : “venga a
nosotros tu Reino” (pide que sus deseos se hagan realidad en ti) y “hágase tu
voluntad en la tierra como en el cielo”.
Escrita por: Pbro D. Mario
Luis Almario
⚜️ Consagración al Espíritu Santo
Día 6
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CREO EN EL ESPÍRITU SANTO
🌹 _"Queridos hijos, os invito a
abriros a Dios por medio de la oración para que el Espíritu Santo comience a
obrar milagros en vosotros y a través de vosotros. Yo estoy con vosotros e
intercedo ante Dios por cada uno porque, hijos míos, cada uno de vosotros es
importante en el plan de salvación. Os invito a que seáis portadores de bien
y de paz. Dios puede daros la paz solo si os convertís y oráis. Por lo tanto,
queridos hijos, orad, orad, orad, y haced todo lo que el Espíritu Santo os
inspire. Gracias por haber respondido a mi llamada." _(25 de Mayo 1993)_
• GUÍA
“Nadie conoce lo íntimo de
Dios, sino el Espíritu de Dios” (1 Co 2, 11).
Pues bien, su Espíritu que
lo revela nos hace conocer a Cristo, su Verbo, su Palabra viva, pero no se
revela a sí mismo. Un ocultamiento tan discreto, propiamente divino, explica
por qué “el mundo no puede recibirle, porque no le ve ni le conoce”, (por
"mundo" se entiende los que viven en el pecado) El Espíritu Santo no
puede vivir en ellos porque se han hecho incapaces de recibirlo. No pueden
verle con los ojos de la fe: "No le ven ni le conocen" mientras que
los que creen en Cristo le conocen porque él mora en ellos.
La Iglesia es el lugar de
nuestro conocimiento del Espíritu Santo:
En las Escrituras que Él ha
inspirado; En la Tradición, de la cual los Padres de la Iglesia son testigos
siempre actuales; En el Magisterio de la Iglesia, al que Él asiste; En la
liturgia sacramental, a través de sus palabras y sus símbolos, en donde el
Espíritu Santo nos pone en comunión con Cristo; En la oración en la cual Él
intercede por nosotros; En los carismas y ministerios mediante los que se
edifica la Iglesia; En los signos de vida apostólica y misionera; En el
testimonio de los santos, donde Él manifiesta su santidad y continúa la obra
de la salvación.
• REFLEXIÓN
Cuando comenzamos a rezar,
cuando vivimos una vida de fe en Cristo conociendo lo que nos transmitió, cuando
deseamos vivir en serio una vida moral verdaderamente cristiana, eso implica un
esfuerzo por nuestra parte, implica que movamos nuestros deseos y que la
libertad en nuestra vida la orientemos hacia el objetivo de ser verdaderos
seguidores de Jesús. Pero, en el momento en el que nos abrimos de manera
sincera al Espíritu Santo, Éste trabaja profundamente entre nosotros. No
tiene sentido que le pidamos que venga a nosotros y que nos resistamos a
cualquier cambio que quiera hacer dentro de nosotros. De hecho, los primeros
milagros que van a darse van a ser dentro de nosotros: sentiremos más deseos
por la oración, estaremos más inclinados a ser compasivos con los demás,
desearemos escuchar las palabras en las que Dios nos dice que nos ama contenidas
en la Biblia...
• MEDITACIÓN
Uno de los sueños que Dios
tiene para ti es que seas un buen modelo de su gran trabajo en ti. Que cuando
los demás nos vean, puedan ver aquello que Dios tiene pensado para ti: ser un
precioso modelo de paz, de perdón, de amor y servicio a los hermanos, de
esperanza, de fe inquebrantable ante el Señor. Pero para que eso pueda darse,
hay que reconstruir nuestro interior y ello implica a veces dejar que Dios nos
vaya rehaciendo. Como en una guitarra que para dar una preciosa armonía es
necesaria afinar las cuerdas, así es en nuestra vida. Dios aprieta las
clavijas para tensar esa cuerda que estaba acomodada en la comodidad de la
omisión, de no hacer nada por la construcción del Reino de Dios en ti. Por
eso tiene que ser una labor en la que nos dejemos moldear pero también seamos
fuertes para mantenernos tensionados manteniendo el tiempo de oración, la
participación en la Eucaristía, en seguir con el corazón ardiente en la
oración... y nos hace de gran apoyo el Espíritu Santo.
Pedir el Espíritu es
invocar al Padre por medio de Cristo nuestro Señor su asistencia”Ven Espíritu
Santo... ven a nuestro corazón en el nombre de Jesús”.... Déjale que anime
este precioso proyecto divino en ti.
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Escrita por: Pbro D. Mario
Luis Almario
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