EL BLOG DEL ESPÍRITU DEL PADRE

Días 13, 14 Y 15 de la Consagración al Espíritu Santo




⚜️ Consagración al Espíritu Santo


Día 13
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CREO EN EL ESPÍRITU SANTO

🌹 _”Queridos hijos, hoy os invito a renacer en la oración y a que con mi Hijo, por medio del Espíritu Santo, seáis un pueblo nuevo. Un pueblo que sabe que si pierde a Dios se pierde a sí mismo. Un pueblo que sabe que, a pesar de todos los sufrimientos y pruebas, está seguro y a salvo con Dios. Os invito a que os reunáis en la familia de Dios y a que os reforcéis con el poder del Padre. Individualmente, hijos míos, no podéis detener el mal que quiere reinar en el mundo y destruirlo. Sin embargo, por medio de la voluntad de Dios, todos juntos con mi Hijo, podéis cambiarlo todo y sanar el mundo. Os invito a orar con todo el corazón por vuestros pastores, porque mi Hijo los ha elegido. Gracias. _(2 de Agosto 2011)_

• GUÍA

Cristo inaugura el anuncio de la Buena Nueva haciendo suyo este pasaje de Isaías: “El Espíritu del Señor está sobre mí,porque me ha ungido. Me ha enviado a anunciar a los pobres la Buena Nueva, a proclamar la liberación a los cautivos y la vista a los ciegos, para dar la libertad a los oprimidos y proclamar un año de gracia del Señor”....
Según estas promesas, en los "últimos tiempos", el Espíritu del Señor renovará el corazón de los hombres grabando en ellos una Ley nueva; reunirá y reconciliará a los pueblos dispersos y divididos; transformará la primera creación y Dios habitará en ella con los hombres en la paz. 

Jesús desde el instante de su Encarnación recibió, del Padre que le envió y por el Espíritu Santo que descansó en Él, una misión múltiple, y en cumplimiento de ella se dirige primeramente a los pobres. Los verdaderamente pobres no son los que carecen de riquezas materiales, sino los que no tienen la gracia; los que no tienen a Dios en Jesús, que es el mayor tesoro. Jesús fue ungido, es decir, marcado, fortalecido por el Espíritu Santo para colmar a la humanidad de toda clase de bienes, para redimirla, santificarla y abrir el cielo para ella.

• REFLEXIÓN

Los cristianos tenemos el deber de continuar la misión que Jesús inició, debemos llevar toda clase de bienes a nuestros hermanos esto se traduce en llevar la buena nueva, la esperanza el amor de ese Dios que se entregó por todos y cada uno de sus hijos... Ese consuelo que nace de la esperanza en la vida eterna que nos espera...Es necesario tomar conciencia de la misión a la que hemos sido llamados y responder con las gracias que el Espíritu nos concede...El cristiano es como los árboles: cuando está maduro dará sus frutos; por sus frutos os conocerán (Mt 12, 33). Cuando los árboles están maduros, darán unos frutos que no son agrios, sino dulces y buenos a la vista.... Nuestros actos deben estar bañados de un sincero amor a Dios para que nuestros hermanos puedan ver Sus atributos en nosotros y deseen tener ese encuentro personal con Dios. 

Que nuestras obras sean una invitación a ese momento de encuentro del Padre y el hijo en un abrazo de eternidad... fruto de ese recto deseo es la benignidad. Es una disposición permanente a la indulgencia y a la afabilidad. Es un fruto que nos ayuda a ser gentiles y ayuda a defender la verdad sabiendo ‘discutir’. Da una dulzura especial en el trato con los demás. Es una gran señal de la santidad de un alma y de la acción en ella del Espíritu Santo. Otros fruto que nace de este deseo es la bondad. Es la fuerza que nos ayuda a ocuparnos del prójimo y beneficiarlo. Es como consecuencia de la benignidad pero de manera más incisiva en quien sufre y necesita ayuda. Quien da este fruto no critica malsanamente y tampoco condena a los demás; es más, ayuda a sanar a ejemplo de Jesucristo, la bondad infinita.


• MEDITACIÓN

Dios tiene un sueño para ti, y eso implica que tu vida no solo se fundamenta en disfrutar de lo creado sino que tienes una parte fundamental en la construcción del Reino de Dios. Sí, no te has equivocado, hay que trabajar construyendo el Reino de Dios. El Espíritu Santo que ungió́ a Jesús es el mismo que nos ungió́ en nuestro bautismo y de manera más plena en la confirmación para que nos guiara en el seguimiento de Dios. La presencia de la gracia de Dios en el seguimiento de Jesús nos viene especialmente por medio de los sacramentos, que brotaron del mismo costado de Cristo en la cruz. Aunque nos sintamos limitados y no comprobemos muchos de nuestros talentos, descubriremos que el Espíritu Santo nos da fuerzas para realizar ese compromiso que Dios nos pide y junto con ello recibiremos también felicidad en el momento en que lo llevemos a cabo. Hay más felicidad en dar que en recibir: cuando ayudamos a un anciano, cuando vemos nacer a la fe de un niño en catequesis, cuando enseñamos a alguien a rezar... aunque implica esfuerzo vemos en ese momento la recompensa de ese gran esfuerzo. Pídele en este momento al Señor que te dé la luz para descubrir esos proyectos que te presenta y que lo vivas con fuerza y alegría.

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Escrita por: Pbro D. Mario Luis Almario

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Consagración al Espíritu Santo

Día 14
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CREO EN EL ESPÍRITU SANTO

🌹 _⚜️ “Queridos hijos, por el inmenso amor de Dios yo vengo entre vosotros y con perseverancia os invito a los brazos de mi Hijo. Os pido con corazón materno, hijos míos, pero también os advierto que en el primer lugar esté la preocupación por aquellos que no han conocido a mi Hijo. No permitáis que ellos mirándoos a vosotros y a vuestra vida, no quieran conocerlo. Orad al Espíritu Santo para que mi Hijo esté impreso en vosotros. Orad para que podáis ser apóstoles de la luz de Dios en este tiempo de tiniebla y desesperación. Este es el tiempo de vuestra prueba. Con el Rosario en la mano y el amor en el corazón, venid conmigo. Yo os conduzco a la Pascua en mi Hijo. Orad por aquellos que mi Hijo ha elegido: para que puedan vivir siempre según Él y en Él, Sumo Sacerdote. Gracias.” (2 de Marzo 2012)._

• GUÍA

La pasión y muerte de Jesús es un misterio inefable de amor, en el que se hallan implicadas las tres Personas divinas. El Padre tiene la iniciativa absoluta y gratuita: es él quien ama primero y, al entregar a su Hijo a nuestras manos homicidas, expone su bien más querido. El Hijo comparte plenamente el amor del Padre y su proyecto de salvación y el Espíritu Santo, al igual que dentro de la vida trinitaria, es la Persona-Amor, en la que convergen el amor del Padre y del Hijo. Como el fuego consumaba las víctimas de los antiguos sacrificios rituales, así también el Espíritu Santo actua de manera especial en esta autodonación absoluta del Hijo del hombre, para transformar el sufrimiento en amor redentor.

La presencia de María al pie de la cruz es el signo de que la Madre de Jesús siguió hasta el fondo el itinerario doloroso trazado por el Espíritu Santo a través de Simeón.
En las palabras que Jesús dirige a su Madre y al discípulo predilecto en el Calvario se descubre otra característica de la acción de este Espíritu: asegura fecundidad al sacrificio. Las palabras de Jesús manifiestan precisamente un aspecto «mariano» de esta fecundidad: «Mujer, he ahí a tu hijo» (Jn 19, 26). En estas palabras el Paráclito no aparece expresamente. Pero, dado que el acontecimiento de la cruz, como toda la vida de Cristo, se desarrolla en el Espíritu Santo, precisamente en este Divino Espíritu el Salvador pide a la Madre que se asocie al sacrificio del Hijo, para convertirse en la madre de una multitud de hijos. El don de la Maternidad Universal estaba incluido en la misión redentora del Mesías.

• REFLEXIÓN

“Orad para que podáis ser apóstoles de la luz de Dios en este tiempo de tiniebla y desesperación. Este es el tiempo de vuestra prueba. Con el Rosario en la mano y el amor en el corazón, venid conmigo” María nos invita a luchar en su ejército hacia el triunfo de su Inmaculado Corazón... y ¿quiénes serán estos apostóles? Aquellos que respondan a su llamado convirtiéndose en testigos de la verdad, negándose a sí mismos y cargando su cruz en pos de su Hijo.... Jesús en la cruz nos dejó́ el ejemplo del amor y la entrega... ¿Estamos dispuestos a vivir una vida de entrega a semejanza de nuestro Salvador?.... ¿Somos conscientes de que la vida es una lucha y que en juego están nuestras almas y la de nuestros hermanos?.... 

Miremos a Jesús en la cruz y renunciemos al rencor, al egoismo,a la comodidad, al deseo de revancha, al tener razón siempre, a las habladurías y acojamos el perdón, la humildad, el silencio que emana de un corazón agradecido y sabedor del valor de su vida (la muerte de un Dios)..... Fruto de esta disposición del corazón nace mansedumbre. Ayuda a evitar la cólera y las reacciones violentas. Se opone a la ira y al rencor, evita que el cristiano caiga en sentimientos de venganza. La mansedumbre hace al cristiano suave en sus palabras y en el trato frente a la prepotencia de alguien. Es el fruto que nos asemeja a Jesús manso y humilde de corazón.  “Aprender de mí que soy manso y humilde de corazón” (Mt 11:29)

• MEDITACIÓN

El Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros. Vivió primero en el Corazón de María; vino al mundo por el Espíritu Santo; y debía ser sacrificado en la cruz por este mismo Espíritu...
Hay verdades de fe que sólo se comprenden desde la vida en el Espíritu Santo. De hecho, un carisma es la fe porque el Espíritu Santo te da una certeza sobre natural sobre verdades transmitidas por la Iglesia y que aceptas aunque tu cerebro no llegues a comprenderla. Por eso es un misterio. Como la Iglesia, es un misterio, es una manifestación de Dios pero sin poderlo entender. En ese momento es cuando nos asombramos de las maravillas que Dios hace. El mismo misterio de la cruz es algo que humanamente sería inconcebible si queremos ganar, pero es que Dios gana por medio de la entrega y del amor. El que llega a comprender que Dios es todo donación, es cuando se pone a los pies del crucifijo y calla porque el mismo Cristo está gritándote cuánto te ama con cada herida, cada agujero de los clavos con cada gota de su sangre..... Ponte ante el crucifijo y déjate que te hable de su amor.

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Escrita por: Pbro D. Mario Luis Almario

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⚜️ Consagración al Espíritu Santo

Día 15
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CREO EN EL ESPÍRITU SANTO

🌹 “Queridos hijos, hoy deseo abriros mi corazón maternal e invitaros a todos a orar por mis intenciones. Deseo renovar con vosotros la oración e invitaros al ayuno, que deseo ofrecer a mi Hijo Jesús para la venida de un tiempo nuevo, un tiempo de primavera. En este año jubilar muchos corazones se han abierto a mí y la Iglesia se está renovando en el Espíritu. Me regocijo con vosotros y doy gracias a Dios por este don y os invito, hijos míos, a que oréis, oréis, oréis, para que la oración se vuelva para vosotros alegría. Gracias por haber respondido a mi llamada." (25 de Octubre 2000)

• GUÍA

Jesús entrega su espíritu en las manos del Padre en el momento en que por su Muerte es vencedor de la muerte, de modo que, resucitado de entre los muertos por la gloria del Padre, enseguida da a sus discípulos el Espíritu Santo exhalando sobre ellos su aliento. A partir de esta hora, la misión de Cristo y del Espíritu se convierte en la misión de la Iglesia: “Como el Padre me envió, también yo os envío”. El Espíritu Santo prepara a los hombres, los previene por su gracia, para atraerlos hacia Cristo. Les manifiesta al Señor resucitado, les recuerda su palabra y abre su mente para entender su Muerte y su Resurrección. Les hace presente el misterio de Cristo, sobre todo en la Eucaristía para reconciliarlos, para conducirlos a la comunión con Dios, para que den mucho fruto. “He aquí que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo” (Mt 28,20).

El Espíritu Santo es el Espíritu de verdad que Jesús alcanzó para los hombres al verlos sumergidos en tantas tinieblas.
Lo que más falta en nuestro mundo es la verdad; esa verdad, esa claridad completa que sólo Dios puede dar, pues no podemos alcanzarla por nosotros mismos. Esa luz de la verdad se difundió plenamente en las almas cuando Jesús suplicó a su Padre que enviara al Espíritu Santo, Espíritu de verdad y se ofreció como víctima para merecernos a este Divino Espíritu.

• REFLEXIÓN

La misión de la Iglesia comienza con el envío, al igual que vimos con María, en el instante en que el Espíritu Santo entra inmediantamente nace el deseo de darse, de donarse, de llevar la luz a los que yacen en tinieblas.... La acción del Espiritu invita a un encuentro con el hermano para anunciar la verdad, para mostrar el camino y alcanzar la vida... Dios conoce nuestra debilidad y en ese acto de compasión envía su Espíritu en nuestra ayuda revistiéndonos de sus dones y carismas para que podamos cumplir la misón que Jesús nos encomendó.... Estos carismas Dios los concede de forma incomparable dentro de la Iglesia, por los méritos de Cristo, para el bien común, y para la renovación, construcción y utilidad de la Iglesia.

En cada carisma el Espíritu revela su presencia con un don que también es un servicio. El Espíritu Santo los concede a quien él quiere, con lo que lo capacita y dispone para asumir algunas obras y funciones específicas, son una maravillosa riqueza de gracia para la vitalidad apostólica y para la santidad de todo el Cuerpo de Cristo. Los carismas constituyen tal riqueza siempre que se trate de dones que provienen verdaderamente del Espíritu Santo y que se ejerzan de modo plenamente conforme a los impulsos auténticos de este mismo Espíritu...”

• MEDITACIÓN

Le dice Jesús a Nicodemo en el Evangelio de San Juan que todo aquél que ha renacido del Espíritu Santo es como el viento, se oye su rumor pero no se sabe de dónde viene ni a dónde va. Así́ es todo el que ha nacido del agua y del fuego del Espíritu Santo. Jesús nos envía a ser evangelizadores y aquello que llevamos es de gran valor pero en la debilidad de vasijas frágiles de barro como somos nosotros. Podemos tener una verdad llena de fuerza como es la experiencia del Dios amor, de la salvación pero podemos estropearlo con nuestro mal carácter, nuestro miedo de no transmitirlo con valentía, la comodidad de no dar testimonio... y ello implica un cambio radical. Hay que nacer de nuevo.

 El que nace del Espíritu, el que deja al Espíritu volar libremente en su interior es el que hace que deseemos radicalmente más las cosas de Dios, el bien, la bondad... y dejemos en un segundo plano nuestras debilidades. En este momento pídele al Señor que te transforme por su Espíritu Santo para que cambie tus deseos interiores por un Amor total a Dios.

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Escrita por: Pbro D. Mario Luis Almario


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