⚜️ Consagración al Espíritu
Santo
Día 13
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CREO
EN EL ESPÍRITU SANTO
🌹 _”Queridos hijos, hoy os invito a
renacer en la oración y a que con mi Hijo, por medio del Espíritu Santo,
seáis un pueblo nuevo. Un pueblo que sabe que si pierde a Dios se pierde a sí
mismo. Un pueblo que sabe que, a pesar de todos los sufrimientos y pruebas,
está seguro y a salvo con Dios. Os invito a que os reunáis en la familia de
Dios y a que os reforcéis con el poder del Padre. Individualmente, hijos
míos, no podéis detener el mal que quiere reinar en el mundo y destruirlo.
Sin embargo, por medio de la voluntad de Dios, todos juntos con mi Hijo,
podéis cambiarlo todo y sanar el mundo. Os invito a orar con todo el corazón
por vuestros pastores, porque mi Hijo los ha elegido. Gracias. _(2 de Agosto
2011)_
• GUÍA
Cristo inaugura el anuncio
de la Buena Nueva haciendo suyo este pasaje de Isaías: “El Espíritu del
Señor está sobre mí,porque me ha ungido. Me ha enviado a anunciar a los
pobres la Buena Nueva, a proclamar la liberación a los cautivos y la vista a los
ciegos, para dar la libertad a los oprimidos y proclamar un año de gracia del
Señor”....
Según estas promesas, en
los "últimos tiempos", el Espíritu del Señor renovará el corazón
de los hombres grabando en ellos una Ley nueva; reunirá y reconciliará a los
pueblos dispersos y divididos; transformará la primera creación y Dios
habitará en ella con los hombres en la paz.
Jesús desde el instante de su
Encarnación recibió, del Padre que le envió y por el Espíritu Santo que
descansó en Él, una misión múltiple, y en cumplimiento de ella se dirige
primeramente a los pobres. Los verdaderamente pobres no son los que carecen de
riquezas materiales, sino los que no tienen la gracia; los que no tienen a Dios
en Jesús, que es el mayor tesoro. Jesús fue ungido, es decir, marcado,
fortalecido por el Espíritu Santo para colmar a la humanidad de toda clase de
bienes, para redimirla, santificarla y abrir el cielo para ella.
• REFLEXIÓN
Los cristianos tenemos el
deber de continuar la misión que Jesús inició, debemos llevar toda clase de
bienes a nuestros hermanos esto se traduce en llevar la buena nueva, la
esperanza el amor de ese Dios que se entregó por todos y cada uno de sus
hijos... Ese consuelo que nace de la esperanza en la vida eterna que nos
espera...Es necesario tomar conciencia de la misión a la que hemos sido
llamados y responder con las gracias que el Espíritu nos concede...El
cristiano es como los árboles: cuando está maduro dará sus frutos; por sus
frutos os conocerán (Mt 12, 33). Cuando los árboles están maduros, darán
unos frutos que no son agrios, sino dulces y buenos a la vista.... Nuestros
actos deben estar bañados de un sincero amor a Dios para que nuestros hermanos
puedan ver Sus atributos en nosotros y deseen tener ese encuentro personal con
Dios.
Que nuestras obras sean una invitación a ese momento de encuentro del
Padre y el hijo en un abrazo de eternidad... fruto de ese recto deseo es la
benignidad. Es una disposición permanente a la indulgencia y a la afabilidad.
Es un fruto que nos ayuda a ser gentiles y ayuda a defender la verdad sabiendo
‘discutir’. Da una dulzura especial en el trato con los demás. Es una gran
señal de la santidad de un alma y de la acción en ella del Espíritu Santo.
Otros fruto que nace de este deseo es la bondad. Es la fuerza que nos ayuda a
ocuparnos del prójimo y beneficiarlo. Es como consecuencia de la benignidad
pero de manera más incisiva en quien sufre y necesita ayuda. Quien da este
fruto no critica malsanamente y tampoco condena a los demás; es más, ayuda a
sanar a ejemplo de Jesucristo, la bondad infinita.
• MEDITACIÓN
Dios tiene un sueño para ti,
y eso implica que tu vida no solo se fundamenta en disfrutar de lo creado sino
que tienes una parte fundamental en la construcción del Reino de Dios. Sí, no
te has equivocado, hay que trabajar construyendo el Reino de Dios. El Espíritu
Santo que ungió́ a Jesús es el mismo que nos ungió́ en nuestro bautismo y de
manera más plena en la confirmación para que nos guiara en el seguimiento de
Dios. La presencia de la gracia de Dios en el seguimiento de Jesús nos viene
especialmente por medio de los sacramentos, que brotaron del mismo costado de
Cristo en la cruz. Aunque nos sintamos limitados y no comprobemos muchos de
nuestros talentos, descubriremos que el Espíritu Santo nos da fuerzas para
realizar ese compromiso que Dios nos pide y junto con ello recibiremos también
felicidad en el momento en que lo llevemos a cabo. Hay más felicidad en dar que
en recibir: cuando ayudamos a un anciano, cuando vemos nacer a la fe de un
niño en catequesis, cuando enseñamos a alguien a rezar... aunque implica
esfuerzo vemos en ese momento la recompensa de ese gran esfuerzo. Pídele en
este momento al Señor que te dé la luz para descubrir esos proyectos que te
presenta y que lo vivas con fuerza y alegría.
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Escrita por: Pbro D. Mario
Luis Almario
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Consagración al Espíritu
Santo
Día 14
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CREO
EN EL ESPÍRITU SANTO
🌹 _⚜️ “Queridos hijos, por el inmenso
amor de Dios yo vengo entre vosotros y con perseverancia os invito a los brazos
de mi Hijo. Os pido con corazón materno, hijos míos, pero también os
advierto que en el primer lugar esté la preocupación por aquellos que no han
conocido a mi Hijo. No permitáis que ellos mirándoos a vosotros y a vuestra
vida, no quieran conocerlo. Orad al Espíritu Santo para que mi Hijo esté
impreso en vosotros. Orad para que podáis ser apóstoles de la luz de Dios en
este tiempo de tiniebla y desesperación. Este es el tiempo de vuestra prueba.
Con el Rosario en la mano y el amor en el corazón, venid conmigo. Yo os
conduzco a la Pascua en mi Hijo. Orad por aquellos que mi Hijo ha elegido: para
que puedan vivir siempre según Él y en Él, Sumo Sacerdote. Gracias.” (2 de
Marzo 2012)._
• GUÍA
La pasión y muerte de
Jesús es un misterio inefable de amor, en el que se hallan implicadas las tres
Personas divinas. El Padre tiene la iniciativa absoluta y gratuita: es él
quien ama primero y, al entregar a su Hijo a nuestras manos homicidas, expone
su bien más querido. El Hijo comparte plenamente el amor del Padre y su
proyecto de salvación y el Espíritu Santo, al igual que dentro de la vida
trinitaria, es la Persona-Amor, en la que convergen el amor del Padre y del
Hijo. Como el fuego consumaba las víctimas de los antiguos sacrificios
rituales, así también el Espíritu Santo actua de manera especial en esta
autodonación absoluta del Hijo del hombre, para transformar el sufrimiento en
amor redentor.
La presencia de María al pie
de la cruz es el signo de que la Madre de Jesús siguió hasta el fondo el
itinerario doloroso trazado por el Espíritu Santo a través de Simeón.
En las palabras que Jesús
dirige a su Madre y al discípulo predilecto en el Calvario se descubre otra
característica de la acción de este Espíritu: asegura fecundidad al
sacrificio. Las palabras de Jesús manifiestan precisamente un aspecto
«mariano» de esta fecundidad: «Mujer, he ahí a tu hijo» (Jn 19, 26). En estas
palabras el Paráclito no aparece expresamente. Pero, dado que el
acontecimiento de la cruz, como toda la vida de Cristo, se desarrolla en el
Espíritu Santo, precisamente en este Divino Espíritu el Salvador pide a la
Madre que se asocie al sacrificio del Hijo, para convertirse en la madre de una
multitud de hijos. El don de la Maternidad Universal estaba incluido en la misión
redentora del Mesías.
• REFLEXIÓN
“Orad para que podáis ser
apóstoles de la luz de Dios en este tiempo de tiniebla y desesperación. Este
es el tiempo de vuestra prueba. Con el Rosario en la mano y el amor en el
corazón, venid conmigo” María nos invita a luchar en su ejército hacia el
triunfo de su Inmaculado Corazón... y ¿quiénes serán estos apostóles?
Aquellos que respondan a su llamado convirtiéndose en testigos de la verdad,
negándose a sí mismos y cargando su cruz en pos de su Hijo.... Jesús en la
cruz nos dejó́ el ejemplo del amor y la entrega... ¿Estamos dispuestos a vivir
una vida de entrega a semejanza de nuestro Salvador?.... ¿Somos conscientes de
que la vida es una lucha y que en juego están nuestras almas y la de nuestros
hermanos?....
Miremos a Jesús en la cruz y renunciemos al rencor, al egoismo,a
la comodidad, al deseo de revancha, al tener razón siempre, a las habladurías y
acojamos el perdón, la humildad, el silencio que emana de un corazón agradecido
y sabedor del valor de su vida (la muerte de un Dios)..... Fruto de esta disposición
del corazón nace mansedumbre. Ayuda a evitar la cólera y las reacciones violentas.
Se opone a la ira y al rencor, evita que el cristiano caiga en sentimientos de
venganza. La mansedumbre hace al cristiano suave en sus palabras y en el trato
frente a la prepotencia de alguien. Es el fruto que nos asemeja a Jesús manso
y humilde de corazón. “Aprender de mí
que soy manso y humilde de corazón” (Mt 11:29)
• MEDITACIÓN
El Verbo se hizo carne y
habitó entre nosotros. Vivió primero en el Corazón de María; vino al mundo
por el Espíritu Santo; y debía ser sacrificado en la cruz por este mismo Espíritu...
Hay verdades de fe que sólo
se comprenden desde la vida en el Espíritu Santo. De hecho, un carisma es la
fe porque el Espíritu Santo te da una certeza sobre natural sobre verdades
transmitidas por la Iglesia y que aceptas aunque tu cerebro no llegues a
comprenderla. Por eso es un misterio. Como la Iglesia, es un misterio, es una manifestación
de Dios pero sin poderlo entender. En ese momento es cuando nos asombramos de
las maravillas que Dios hace. El mismo misterio de la cruz es algo que
humanamente sería inconcebible si queremos ganar, pero es que Dios gana por
medio de la entrega y del amor. El que llega a comprender que Dios es todo
donación, es cuando se pone a los pies del crucifijo y calla porque el mismo
Cristo está gritándote cuánto te ama con cada herida, cada agujero de los
clavos con cada gota de su sangre..... Ponte ante el crucifijo y déjate que te
hable de su amor.
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Escrita por: Pbro D. Mario
Luis Almario
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⚜️ Consagración al Espíritu
Santo
Día 15
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CREO
EN EL ESPÍRITU SANTO
🌹 “Queridos hijos, hoy deseo abriros mi corazón
maternal e invitaros a todos a orar por mis intenciones. Deseo renovar con
vosotros la oración e invitaros al ayuno, que deseo ofrecer a mi Hijo Jesús
para la venida de un tiempo nuevo, un tiempo de primavera. En este año jubilar
muchos corazones se han abierto a mí y la Iglesia se está renovando en el
Espíritu. Me regocijo con vosotros y doy gracias a Dios por este don y os
invito, hijos míos, a que oréis, oréis, oréis, para que la oración se vuelva
para vosotros alegría. Gracias por haber respondido a mi llamada." (25 de
Octubre 2000)
• GUÍA
Jesús entrega su espíritu
en las manos del Padre en el momento en que por su Muerte es vencedor de la
muerte, de modo que, resucitado de entre los muertos por la gloria del Padre,
enseguida da a sus discípulos el Espíritu Santo exhalando sobre ellos su
aliento. A partir de esta hora, la misión de Cristo y del Espíritu se
convierte en la misión de la Iglesia: “Como el Padre me envió, también yo os
envío”. El Espíritu Santo prepara a los hombres, los previene por su gracia,
para atraerlos hacia Cristo. Les manifiesta al Señor resucitado, les recuerda
su palabra y abre su mente para entender su Muerte y su Resurrección. Les hace
presente el misterio de Cristo, sobre todo en la Eucaristía para
reconciliarlos, para conducirlos a la comunión con Dios, para que den mucho
fruto. “He aquí que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del
mundo” (Mt 28,20).
El Espíritu Santo es el
Espíritu de verdad que Jesús alcanzó para los hombres al verlos sumergidos
en tantas tinieblas.
Lo que más falta en nuestro
mundo es la verdad; esa verdad, esa claridad completa que sólo Dios puede dar,
pues no podemos alcanzarla por nosotros mismos. Esa luz de la verdad se
difundió plenamente en las almas cuando Jesús suplicó a su Padre que enviara
al Espíritu Santo, Espíritu de verdad y se ofreció como víctima para
merecernos a este Divino Espíritu.
• REFLEXIÓN
La misión de la Iglesia
comienza con el envío, al igual que vimos con María, en el instante en que el
Espíritu Santo entra inmediantamente nace el deseo de darse, de donarse, de
llevar la luz a los que yacen en tinieblas.... La acción del Espiritu invita a
un encuentro con el hermano para anunciar la verdad, para mostrar el camino y
alcanzar la vida... Dios conoce nuestra debilidad y en ese acto de compasión
envía su Espíritu en nuestra ayuda revistiéndonos de sus dones y carismas
para que podamos cumplir la misón que Jesús nos encomendó.... Estos carismas
Dios los concede de forma incomparable dentro de la Iglesia, por los méritos
de Cristo, para el bien común, y para la renovación, construcción y utilidad
de la Iglesia.
En cada carisma el Espíritu
revela su presencia con un don que también es un servicio. El Espíritu Santo
los concede a quien él quiere, con lo que lo capacita y dispone para asumir
algunas obras y funciones específicas, son una maravillosa riqueza de gracia
para la vitalidad apostólica y para la santidad de todo el Cuerpo de Cristo.
Los carismas constituyen tal riqueza siempre que se trate de dones que
provienen verdaderamente del Espíritu Santo y que se ejerzan de modo
plenamente conforme a los impulsos auténticos de este mismo Espíritu...”
• MEDITACIÓN
Le dice Jesús a Nicodemo en
el Evangelio de San Juan que todo aquél que ha renacido del Espíritu Santo es
como el viento, se oye su rumor pero no se sabe de dónde viene ni a dónde va.
Así́ es todo el que ha nacido del agua y del fuego del Espíritu Santo. Jesús
nos envía a ser evangelizadores y aquello que llevamos es de gran valor pero
en la debilidad de vasijas frágiles de barro como somos nosotros. Podemos tener
una verdad llena de fuerza como es la experiencia del Dios amor, de la
salvación pero podemos estropearlo con nuestro mal carácter, nuestro miedo de
no transmitirlo con valentía, la comodidad de no dar testimonio... y ello
implica un cambio radical. Hay que nacer de nuevo.
El que nace del Espíritu, el que deja al
Espíritu volar libremente en su interior es el que hace que deseemos
radicalmente más las cosas de Dios, el bien, la bondad... y dejemos en un
segundo plano nuestras debilidades. En este momento pídele al Señor que te
transforme por su Espíritu Santo para que cambie tus deseos interiores por un
Amor total a Dios.
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Escrita por: Pbro D. Mario
Luis Almario
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