DÍAS 31 32 Y 33 A LA
CONSAGRACIÓN AL ESPÍRITU SANTO DURANTE 33 DÍAS
🔥DIA 31🔥
*MENSAJE*
Queridos hijos, mi Corazón
materno desea vuestra sincera conversión y fe firme para que podáis transmitir
el amor y la paz a todos aquellos que os rodean. Pero, hijos míos, no lo
olvidéis: cada uno de vosotros es un mundo único ante el Padre Celestial; por
eso, permitid que la obra incesante del Espíritu Santo actúe en vosotros. Sed,
hijos míos, espiritualmente puros. En la espiritualidad está la belleza: todo
lo que es espiritual está vivo y es muy hermoso. No olvidéis que en la
Eucaristía, que es el corazón de la fe, mi Hijo está siempre con vosotros,
viene a vosotros y parte el pan con vosotros porque, hijos míos, Él ha muerto
por vosotros, ha resucitado y viene nuevamente. Estas palabras mías vosotros
las conocéis porque son la verdad y la verdad no cambia; solo que muchos hijos
míos la han olvidado. Hijos míos, mis palabras no son ni antiguas ni nuevas,
son eternas. Por eso os invito, hijos míos, a mirar bien los signos de los
tiempos, a "recoger las cruces despedazadas" y a ser apóstoles de la
Revelación. Os doy las gracias". (2 de Mayo 2016)
*GUIA*
“El que come mi carne y bebe
mi sangre, tiene vida eterna; y yo le resucitaré en el último día. Porque mi
carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi
carne y bebe mi sangre, en mí permanece, y yo en él”... (Jn 6) En la encarnación
el Espíritu nos da a Jesús. En la resurrección Jesús nos da el Espíritu. En la
Eucaristía se renueva místicamente el sacrificio redentor de Cristo, es fácil, entender
el vínculo intrínseco que existe entre este sacramento y el don del Espíritu
Santo. Es por medio de Él que Cristo continúa activo en su Iglesia.
El Espíritu de Dios juega un
papel decisivo en la celebración eucarística, principalmente en la
consagración. En ella se pide al Padre en Su misericordia que envié su Espíritu
Santo sobre los dones que se encuentran en el altar, para transformar el pan en
el cuerpo de Cristo y el vino en la sangre de Cristo. Lo que toca el Espíritu
Santo es santificado y transformado totalmente. Por tanto el Espíritu Santo
consagra el pan y el vino, reúne a los fieles en un sólo cuerpo junto con
Cristo y hace una ofrenda espiritual agradable al Padre.
La Eucaristía es el
sacramento de este amor redentor, estrechamente vinculado a la presencia del
Espíritu Santo y a su acción.
Mediante la Eucaristía, las
personas y comunidades, bajo la acción del Paráclito consolador, aprenden a
descubrir el sentido divino de la vida humana. En el centro de la Iglesia y del
nuevo universo está la Eucaristía, donde se halla presente el Cristo que obra
en los hombres y en el mundo entero mediante el Espíritu Santo.
*REFLEXIÓN*
El Sacramento de la
eucaristía es el sacramento de la memoria que nos recuerda, de manera real y
tangible, la historia del amor de Dios por nosotros. Es la presencia viva y
real de Jesucristo. Nuestra historia personal de salvación se funda en el
recuerdo de lo que el Señor ha hecho por nosotros. Recordar es esencial para la
fe, como el agua para una planta: así como una planta no puede permanecer con
vida y dar fruto sin ella, tampoco la fe si no se sacia de la memoria de lo que
el Señor ha hecho por nosotros. Recuerda.
La memoria es importante, porque nos permite
permanecer en el amor, recordar, es decir, llevar en el corazón, no olvidar que
nos ama y que estamos llamados a amar. Sin embargo esta facultad única, que el
Señor nos ha dado, está hoy más bien debilitada. En el frenesí en el que
estamos inmersos, son muchas personas y acontecimientos que parecen como si
pasaran por nuestra vida sin dejar rastro.
Se pasa página rápidamente, hambrientos
de novedad, pero pobres de recuerdos. Así, eliminando los recuerdos y viviendo
al instante, se corre el peligro de permanecer en lo superficial, en la moda
del momento, sin ir al fondo, sin esa dimensión que nos recuerda quiénes somos
y de dónde venimos. Entonces la vida exterior se fragmenta y la interior se
vuelve inerte. En cambio, hay que considerar que en la fragmentación de la
vida, el Señor sale a nuestro encuentro con una fragilidad amorosa que es la
Eucaristía.
En el Pan de vida, el Señor
nos visita haciéndose alimento humilde que sana con amor nuestra memoria,
enferma de frenesí. En la Eucaristía está todo el sabor de las palabras y de
los gestos de Jesús, el gusto de su Pascua, la fragancia de su Espíritu.
Recibiéndola, se imprime en nuestro corazón la certeza de ser amados por él....
MEDITACIÓN*
Necesitamos la Eucaristía,
nuestra alma necesita recibir la presencia viva de Dios necesita nutrirse de su
gracia y de su acción sanadora y liberadora... Vivimos en un tiempo donde la
razón impera y el racionalismo gobierna, la verdad es relativa... y la religión
Cristiana cada vez más se va considerando una ideología extremista basada en
unas creencias anticuadas que oprimen y reprimen a aquellos ingenuos que
deciden seguirla... Sin embargo Jesús nos recuerda en este momento que él es el
CAMINO, la VERDAD y la VIDA....
La verdad nos es relativa, y
los cristianos sabemos que nuestra vida va en el camino de la verdad y a pesar
de las dificultades y los desafíos que la vida nos presente debemos recordar a
esta humanidad donde está la verdad y llevarles al encuentro de ese Dios vivo
que decidió quedarse en su iglesia en un sencillo y humilde trozo de pan porque
no soportó la idea de dejarnos, no solo se entregó por nosotros sino que además
se quedó en la eucaristía donándose como alimento para que en Él encontremos la
fortaleza para gritar al mundo la verdad.....
Pidamos al Espíritu Santo el
Don de la valentía para proclamar la verdad y vivir de acuerdo a ella. _Jesús
les dijo: Yo soy el pan de la vida; el que viene a mí no tendrá hambre, y el
que cree en mí nunca tendrá sed.(Jn 6:35)_
🔥DIA 32🔥
*MENSAJE*
Queridos hijos, os invito a
todos y os acepto como hijos míos. Oro para que me aceptéis y me améis como
Madre. Os he unido a todos vosotros en mi Corazón, he descendido entre vosotros
y os bendigo a todos. Yo sé que vosotros deseáis de mí consuelo y esperanza,
porque os amo e intercedo por vosotros. Os pido estar unidos conmigo en mi Hijo
y ser mis apóstoles. Para poder hacer esto, os invito de nuevo a amar. No hay
amor sin oración, no hay oración sin perdón, porque el amor es la oración, el
perdón es el amor. Hijos míos, Dios os ha creado para amar y vosotros amad para
poder perdonar. Cada oración que proviene del amor os une a mi Hijo y al
Espíritu Santo y el Espíritu Santo os ilumina y os hace mis apóstoles,
apóstoles que, todo lo que harán, lo harán en el nombre del Señor. Ellos orarán
con sus obras y no sólo con las palabras, porque aman a mi Hijo y comprenden el
camino de la verdad que conduce a la vida eterna. Orad por vuestros pastores
para que puedan siempre guiaros con corazón puro en el camino de la verdad y
del amor, el camino de mi Hijo. Gracias.” (2 de Junio 2014)
*GUIA*
“Un solo cuerpo, y un solo
Espíritu, como una es la esperanza a que habéis sido llamados”. (Ef 4)........
La unidad del Espíritu es un hecho, un hecho inefable. Es el don preciosísimo
de Dios dado a Sus hijos, como un adelanto de lo que es la vivencia y
convivencia en el Cielo. La Iglesia está unida por el don del Espíritu Santo,
que en Pentecostés, al contrario de Babel, forma un pueblo unido.
La Iglesia de Cristo es una,
y es Iglesia en la medida en que es una. El Hijo de Dios se encarnó y dió su
vida en la Cruz precisamente para eso,” para reunir en uno a todos los hijos de
Dios, que están dispersos”. El Buen Pastor, al precio de su sangre, se adquiere
un rebaño que permanece unido bajo su guía. La Iglesia está unida por la verdad
si los fieles perseveran en escuchar la enseñanza de los Apóstoles. Está unida
por la caridad fraterna, pues todos los que confiesan un solo Señor, por la
caridad y la obediencia, perseveran en la unidad fraterna. Está unida por la
obediencia, que con la verdad y el amor, es la fuerza unitiva por excelencia.
Los católicos creen en la
sucesión apostólica, y reconocen en conciencia la obligación de obedecer a los
Pastores apostólicos puestos por el Espíritu Santo como vigilantes para
pastorear la Iglesia de Dios. Está unida por la Eucaristía, instituida por
Cristo, por ella se realiza la unidad de la iglesia.” Todos somos un solo
cuerpo, porque todos participamos de ese único pan “(1Cor 10,17).
La Casa de Dios, que es la
Iglesia de Dios vivo, es columna y fundamento de la verdad. El Espíritu Santo
es el alma de la Iglesia. Él da la vida, suscita los diferentes carismas que
enriquecen al Pueblo de Dios y, sobre todo, crea la unidad entre los creyentes:
de muchos, hace un solo cuerpo, el cuerpo de Cristo. Sólo el Espíritu Santo
puede suscitar la diversidad, la multiplicidad y, al mismo tiempo, producir la
unidad...
*REFLEXIÓN*
Jesús, cansado del viaje, no
duda en pedir de beber a la mujer samaritana. Su sed, sin embargo, va mucho más
allá de la sed física: es también sed de encuentro, deseo de entablar un
diálogo con aquella mujer, ofreciéndole así la posibilidad de un camino de
conversión interior. Jesús es paciente, respeta a la persona que tiene ante él,
se revela a ella gradualmente. Su ejemplo alienta a buscar una confrontación
pacífica con el otro. Para entenderse y crecer en la caridad y en la verdad, es
preciso detenerse, acogerse y escucharse. De este modo, se comienza ya a
experimentar la unidad.
La mujer de Sicar pregunta a
Jesús sobre el verdadero lugar de adoración a Dios. Jesús no toma partido en
favor del monte o del templo, sino que va a lo esencial, derribando todo muro
de separación. Él se refiere a la verdad de la adoración: «Dios es espíritu, y
los que adoran deben hacerlo en espíritu y en verdad» (Jn 4,24). Poco a poco,
la mujer samaritana entiende que quien la ha pedido de beber, puede saciarla.
Jesús se le presenta como la fuente de la que brota el agua viva que apaga para
siempre su sed.
La existencia humana revela aspiraciones
ilimitadas: la búsqueda de la verdad, la sed de amor, de justicia y libertad.
Son deseos satisfechos sólo en parte, porque desde lo más profundo de su ser el
hombre se mueve hacia un «más», un absoluto capaz de satisfacer su sed de
manera definitiva. La respuesta a estas aspiraciones la da Dios en Jesucristo,
en su misterio pascual.
Del costado traspasado de
Jesús fluyó sangre y agua : Él es la fuente de la que brota el agua del Espíritu
Santo, es decir, _el amor de Dios derramado en nuestros corazones_, el día del
Bautismo. Por obra del Espíritu, nos hemos convertido en uno con Cristo, hijos
en el Hijo, verdaderos adoradores del Padre. Este misterio de amor es la razón
más profunda de unidad que une a todos los cristianos. Por esta razón, en la
medida en que nos acercamos con humildad al Señor Jesucristo, nos acercamos
también entre nosotros....
*MEDITACION*
La verdadera experiencia de
vida en el Espíritu pasa necesariamente por vivir profundamente el don de la
Unidad. Somos un solo cuerpo cuya cabeza es Cristo y, al igual que en la vid,
si un miembro se separa de él se mustia, se seca deja de recibir la gracia de
Dios.
El encuentro con Jesús
transforma a la mujer samaritana en una misionera. Al haber recibido un don más
grande e importante que el agua del pozo, la mujer deja allí su cántaro y
corrió a decir a sus conciudadanos que había encontrado al Cristo. El encuentro
con él le ha devuelto el sentido y la alegría de vivir, y ella siente el deseo
de comunicarlo. Hoy existe una multitud de mujeres y hombres cansados y
sedientos, que nos piden a los cristianos que les demos de beber. Es una petición
de la que no podemos sustraernos..... ¡Es nuestra llamada!
_Pero vosotros sois linaje
escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo {adquirido} para posesión {de
Dios}, a fin de que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las
tinieblas a su luz admirable_...(1 Pedro 2:9-10)
🔥DIA 33🔥
*MENSAJE*
“Queridos hijos, también hoy
estoy con vosotros y os miro y os bendigo, y no pierdo la esperanza de que este
mundo cambie para bien y la paz reine en los corazones de los hombres. La
alegría reinará en el mundo porque os habéis abierto a mi llamada y al amor de
Dios. El Espíritu Santo está cambiando a una multitud que ha dicho ‘sí’. Por eso
deseo deciros: gracias por haber respondido a mi llamada.” (25 de Enero 2011)
*GUIA*
_Amaos los unos a los otros,
como yo os he amado" (Jn 13, 34)_ Dios que es nuestro Padre,
que ha enviado a su Hijo al mundo para salvarnos, ha derramado su Espíritu para
que nos ilumine y nos guíe en el camino que conduce hasta Él. El amor que el Espíritu
Santo infunde en los corazones es un amor para el que hemos sido creados y en
el que hallamos la felicidad, no un sentimiento vago, superficial, pasajero,
sino un afecto generoso que impulsa a la entrega. Ésa es la esencia del vivir
cristiano. En Cristo, los demás cristianos son hermanos en el Señor.
Él establece una relación
que va más allá de la carne y de la sangre. Mi prójimo es mi hermano gracias a
lo que Cristo hizo por él. Yo soy hermano de mi prójimo gracias a lo que Cristo
hizo por mí. La caridad se difunde en nuestro corazón por el Espíritu Santo que
habita en nosotros. Ese fuego, ese amor que purifica, también ilumina, porque
el amor es luz: una luz que alumbra, que diviniza, y transforma. La caridad es
la mayor riqueza de la Iglesia. Vivir la comunión en la caridad significa no
buscar el propio interés, sino ser capaces de compartir las alegrías y los
sufrimientos de los hermanos, ser capaces de llevar los unos las cargas de los
otros.
Con amor, hasta el menor de
nuestros actos repercute en beneficio de todos. Los cristianos deben dejarse
transformar por la fuerza del Espíritu, para ser verdaderos testigos del amor
del Padre, que quiere hacer de todos los hombres una única familia. El Espíritu
Santo de Dios, donde entra, expulsa el miedo; nos hace conocer y sentir que
estamos en las manos de una omnipotencia de amor: suceda lo que suceda, su amor
infinito no nos abandona. Transformados por el Espíritu Santo, experimentamos
la auténtica libertad y nos va a dar la alegría. El Espíritu Santo nos asegura
la fuerza necesaria para dar testimonio de la alegría de la fe y de la belleza
de ser cristianos.
*REFLEXIÓN*
En desarrollo del tercer
milenio, la Iglesia se dispone a acoger el don siempre nuevo del Espíritu que
da la vida, que brota del costado traspasado de Jesucristo, para anunciar a
todos con íntima alegría el evangelio de la vida.
En este tiempo en que la
Iglesia, nuestra familia, está siendo golpeada y dividida, el Espíritu Santo
está soplando con una intensidad jamás vivida para contrarrestar los vientos
turbulentos de estos tiempos. EL está suscitando en el interior de hombres y
mujeres de todas partes, un deseo de levantarse y proclamar la verdad sin
temor, abrazando una fe heroica capaz de enfrentar hasta la muerte. Es un
tiempo de héroes porque es necesario un torrente de valentía para hacer frente
a las mentiras de este mundo y permanecer fieles a la verdad del Evangelio.
Y es el Espíritu Santo el
encargado de habilitar a los soldados de este tiempo para que con las armas de
la fé, de la humildad y de la caridad con su vida y con su ejemplo iluminen el
camino de los perdidos. Supliquemos al Espíritu Santo que haga que la Iglesia
de nuestro tiempo sea un eco fiel de las palabras de los Apóstoles: _Lo que
existía desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros
ojos, lo que contemplamos y tocaron nuestras manos acerca de la Palabra de
vida,_ _pues la Vida se manifestó, y nosotros la hemos visto y damos testimonio
y os anunciamos la Vida eterna, que estaba vuelta hacia el Padre y que se nos
manifestó_ , _lo que hemos visto y oído, os lo anunciamos, para que también
vosotros estéis en comunión con nosotros_. _Y nosotros estamos en comunión con
el Padre y con su Hijo Jesucristo. Os escribimos esto para que nuestro gozo sea
completo_. (1 Jn 1:4)
*MEDITACIÓN*
¡Somos Cristianos!... Estas
palabras deben llenarnos de inmensa alegría, cuando descubrimos al Espíritu
Santo como Amor, no hay otro modo de relacionarnos sino desde el amor. Esta
experiencia viene iluminada por la imagen de las bodas de Caná en la que Jesús participa
en una boda en la que se acaba el vino. La relación que Dios quiere tener
contigo no es de siervo inferior, de esclavo oprimido sino de igual a igual.
Dios ha descendido en su rasgo divino para hacerse hombre para que el hombre
ascienda hacia Él y puedan tener una relación enamorado-enamorada.
De hecho, el sentimiento
real que brota de nuestra vida es un deseo de encuentro amoroso con aquel que
es el Amor de los amores, y que quiere envolverte con su amor divino que nos
llena sobremanera. Así, Dios quiere transformar el agua insípida de tu vida en
vino de alegría, quiere celebrar un banquete y vestirnos de gala, que honor y
dignidad a la que hemos sido llamados. Tenemos a un Dios enamorado pendiente de
nuestra respuesta, esperando nuestra llegada y ansioso por ese encuentro
definitivo en la eternidad.
Abracemos a este Espíritu Divino y pidámosle
que nos revista de santidad para que seamos el reflejo de ese Cristo enamorado
y llevemos el consuelo, la paz y la esperanza a este mundo sediento de Dios....
Ven Espíritu Santo y llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos el
fuego de tu amor envía tu espíritu señor y renovarás la faz de la tierra. Oh
Señor que iluminas e instruyes los corazones de tus fieles con la luz del Espíritu
Santo haz que en el mismo espíritu sepamos siempre apreciar el bien y ser
llenos de sus consuelos divinos por Jesucristo nuestro Señor. Amén
_Recibiréis la fuerza del
Espíritu Santo, que vendrá sobre vosotros, y seréis mis testigos en Jerusalén,
en toda Judea y Samaria, y hasta los confines de la tierra. (Hch 1:8)_
🔥 *ORACIÓN DE CONSAGRACIÓN
AL ESPÍRITU SANTO*🔥
En el amanecer de este nuevo
pentecostés en presencia de todos los Ángeles, de todos los santos y por la
omnipotencia suplicante del corazón Inmaculado de la Santísima Virgen María me
atrevo a comparecer ante Tí ,Señor Padre mío, con el corazón abierto, el alma
dispuesta y el Espíritu pronto para recibir al Paráclito prometido por Nuestro
Señor Jesucristo.
Espíritu de la verdad que
nos conduces a la verdad completa nos postramos ante tu Divina majestad para
que nos llenes con la plenitud de tu presencia. Hoy invocamos con humildad y
necesidad el auxilio de tu venida para que con la fuerza de tu llegada
abracemos sin temor el rumbo que Dios ha trazado en nuestra vida para cumplir
siempre su voluntad y proclamar la verdad del evangelio que Jesús nos enseñó
con su vida y con su muerte.
Ahora libre de todo temor
con la certeza de tu asistencia te suplico que construyas tu armadura en mí, se,
el protector de mi mente, de mi cuerpo, y de mi espíritu, cíñeme la cintura con
la verdad, revísteme con la coraza de la justicia, calza mis pies con el celo
para proclamar el evangelio de la paz, embrazando siempre el escudo de la Fé,
envuelto en el yelmo de la salvación y pidiendo que la palabra de Dios por ti
inspirada sea mi espada para vencer los ataques del maligno y salir victoriosos
de la prueba de la vida.
Hoy Yo…..........................
Me entrego completamente a ti Divino Espíritu para que hagas tu obra de
santificación en mi alma, que mi vida refleje la obra de Dios en el mundo, que
cada uno de mis actos muestren la presencia de Jesús en mi alma y cada instante
de mi vida sea un canto de alabanza y adoración a Dios a través de tu presencia
Divino Espíritu.
Te entrego mi libertad, todo
lo que soy, todo lo que tengo y todo lo que moldearás en mí y abro las puertas
de mi alma para que Tú, Espíritu Santo de Dios, ocupes mi ser y unidos
construyamos el reino de Dios.
Desde el día de nuestro
bautismo has tomado posesión de cada uno de nosotros, transformándonos en
templos vivos donde Tú moras juntamente con el Padre y el Hijo; y el día de la
Confirmación fue la Pentecostés en que descendiste a nuestros corazones con la
plenitud de tus dones, para que viviéramos una vida íntegramente cristiana.
En este día invocamos a
través del Inmaculado Corazón de María y en el Santísimo nombre de Jesús tus 7
sagrados dones. Permanece entre nosotros para presidir nuestras reuniones;
santifica nuestras alegrías y endulza nuestros pesares; ilumina nuestras mentes
con los dones de la sabiduría, del entendimiento y de la ciencia; en horas de
confusión y de dudas asístenos con el don del consejo; para no desmayar en la
lucha y el trabajo concédenos tu fortaleza; que toda nuestra vida religiosa y familiar
esté impregnada de tu espíritu de piedad; y que a todos nos mueva un temor
santo y filial para no ofenderte a Ti que eres la santidad misma.
Llénanos de tus carismas
Espíritu santo para que unidos podamos apoyar y edificar el cuerpo de cristo.
Asistidos en todo momento por tus dones y gracias, queremos llevar una vida
santa en tu presencia. Por eso hoy te hacemos entrega de nuestra familia y de
cada uno de nosotros por el tiempo y la eternidad. Te consagramos nuestras
almas y nuestros cuerpos, nuestros bienes materiales y espirituales, para que
Tú sólo dispongas de nosotros y de lo nuestro según tu beneplácito.
Señor derrama un segundo
pentecostés sobre tu iglesia, defiéndela de sus enemigos, fortifícala en la
unidad y dirígela en los tiempos de tribulación para que sostenida por la
gracia del Espíritu se mantenga firme en la verdad. Asiste al Romano pontífice
para que la guíe con la palabra de Dios y el ejemplo de Cristo y alcance la
vida eterna junto con el rebaño a él confiado. Ilumina a los pastores por Tí
elegidos, danos buenos sacerdotes que con santidad de vida y entereza en la fe guíen
a los fieles a la gloria del Cielo.
Y finalmente te pedimos la
gracia que después de haberte glorificado en la tierra, pueda toda nuestra
familia alabarte en el cielo, donde con el Padre y el Hijo vives y reinas por
los siglos de los siglos.
Amén.
*Este mensaje y sus archivos son confidenciales. No está permitida su reproducción o distribución sin la autorización expresa del OBISPADO DE CÁDIZ Y CEUTA. Si usted no es el destinatario previsto, cualquier uso, acceso o copia de este mensaje queda desautorizada.
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