⚜️ Consagración al
Espíritu Santo
Día 22
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CREO
EN EL ESPÍRITU SANTO
🌹 "Queridos hijos, hoy os invito a que os preparéis con oración y sacrificio para la venida del Espíritu Santo. Hijos míos, este es un tiempo de gracia y por eso de nuevo os invito a que os decidáis por Dios Creador. Permitidle que os cambie y os transforme. Que vuestros corazones estén dispuestos a escuchar y vivir todo lo que el Espíritu Santo tiene en Su plan para cada uno de vosotros. Hijos míos, permitidle al Espíritu Santo conduciros por el camino de la verdad y de la salvación hacia la vida eterna. Gracias por haber respondido a mi llamada." (25 de Mayo 1998)
• GUÍA
¿No ardía nuestro corazón mientras hablaba en el camino, explicándonos las Escrituras? (Lc 24, 32)... El don de entendimiento es un don que nos capacita para entender las verdades de la fe de acuerdo con nuestras necesidades. Nos ayuda a comprender la Palabra de Dios y profundizar en las verdades reveladas. Esta luz del Espíritu, al mismo tiempo que agudiza la inteligencia de las cosas divinas, hace también más penetrante la mirada sobre las cosas humanas.
El Espíritu Santo imprime en el entendimiento las verdades y los misterios de Dios; es el agente del amor, porque comunica al alma sus luces y la hace amar lo único digno de ser amado. Este don se acompaña siempre con el de la sabiduría que hace amar la Cruz, y el don de ciencia que nos hace internar en el conocimiento propio y en el conocimiento de Dios. Del santo y fecundo conocimiento propio, brota el amor divino, atributo del don de entendimiento.
Este don tiene una gran
parte en la contemplación que tantos bienes deja en el alma: es el camino que
el Espíritu Santo emplea y recorre en sus comunicaciones divinas. Es un don de
santos; su fondo es el amor, y de este amor se derivan todas las virtudes. Este
don produce hambre de lo divino que mereció la alabanza de Jesús: "Bienaventurados
los que tiene hambre y sed de justicia porque ellos serán saciados".
• REFLEXIÓN
El Señor dijo: “Les daré corazón para conocerme, pues yo soy Yahveh” (Jer 24,7) Este don no trata de la inteligencia humana, de la capacidad intelectual de la cual podemos ser más o menos dotados. Es, en cambio, una gracia que sólo el Espíritu Santo puede infundir y que suscita en el cristiano la capacidad de ir más allá del aspecto externo de la realidad y escrutar las profundidades del pensamiento de Dios y de su designio de salvación.
San Pablo dice: “lo que
nadie vio ni oyó y ni siquiera pudo pensar, aquello que Dios preparó para los
que lo aman”. Dios nos reveló todo esto por medio del Espíritu.... El
entendimiento permite leer dentro y este don nos hace entender las cosas como
las entendió Dios, como las entiende Dios, con la inteligencia de Dios. Es
claro, entonces, que el don del entendimiento está estrechamente relacionado
con la fe. Cuando el Espíritu Santo habita en nuestro corazón e ilumina
nuestra mente, nos hace crecer día a día en la comprensión de lo que el
Señor ha dicho y hecho... ¡Danos Señor el don del entendimiento!
• MEDITACIÓN
Ayer meditabas sobre el lugar que Dios tiene en tu día, el tiempo que le dedicas e incluso el lugar que tiene en tu día. Pero, si vivir en el Espíritu Santo es dejar que el Santo fuego de Dios tenga libertad en tu vida y te guie por el camino de la Santidad, ¿por dónde comenzamos? ¿qué caminos nuevos debo recorrer?
Ahí́ tiene su lugar el don de entendimiento. También llamado el don de Inteligencia, nos abre los ojos a realidades que antes no nos dábamos cuenta. El caso más útil para el que está en camino de fe es recurrir siempre a nuestro manual de vida cristiana escrita por Dios: La Biblia. Muchas personas dicen que no entienden cuando la leen y es que es necesario no sólo el conocimiento humano que puede darte el comentario en internet de un texto sino que lo crucial es entender lo que Dios quiere decirte con ese texto y para ello está este don.
Literalmente, te ayuda a
mirar por debajo de lo escrito literalmente y te ayuda a entender aquello que
Dios te está diciendo literalmente. Por ejemplo, la parábola de la semilla de
mostaza. ¿Piensas que Jesús da una clase de herbología? No, él quiere que
entiendas que si siembras la semilla frágil del Evangelio que es meditado cada
día en tu vida, por la oración se convierte en una gran vida de testimonio
cristiano en la que muchas personas pueden pedir tu acompañamiento. Medita esta
reflexión.
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Escrita por: Pbro D. Mario Luis Almario
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🔥DÍA 23🔥
*MENSAJE*
“Queridos hijos, con amor
materno deseo ayudaros para que vuestra vida de oración y penitencia sea un
sincero intento de acercamiento a mi Hijo y a Su Luz Divina para poder alejaros
del pecado.
Cada oración, cada Misa y
cada ayuno son un intento de acercamiento a mi Hijo, una llamada a Su Gloria y
un refugio del pecado. Son el camino para una nueva unión entre el Padre bueno
y sus hijos. Por eso, queridos hijos míos, con el corazón abierto y lleno de
amor, invocad el nombre del Padre Celestial para que os ilumine con el Espíritu
Santo. Por medio del Espíritu Santo seréis la fuente del amor de Dios: de esta
fuente beberán todos aquellos que no conocen a mi Hijo, todos aquellos que
están sedientos del amor y de la paz de mi Hijo. Gracias. Orad por vuestros pastores.
Yo oro por ellos y deseo que
siempre sientan la bendición de mis manos maternales y la ayuda de mi corazón
maternal.”(2 de Abril 2014)
*GUIA*
El don de consejo se da al cristiano para iluminar la conciencia en las opciones morales que la vida diaria le impone. Nos mueve a elegir lo que nos puede ayudar para nuestra salvación y a rechazar lo que se opone a la misma. Actúa como un soplo nuevo en la conciencia, sugiriéndole lo que es lícito, lo que corresponde, lo que conviene más al alma. Enriquece y perfecciona la virtud de la prudencia y guía al alma desde dentro, iluminándola sobre lo que debe hacer, especialmente cuando se trata de opciones importantes, o de un camino que recorrer entre dificultades y obstáculos.
El don de consejo lo da el
Espíritu Santo a quienes lo aman y por él se sacrifican; a quienes llevan consigo
el amor activo y el celo por su gloria; a quienes viven la pobreza espiritual,
no apropiándose lo que es de Dios, sino que se lo devuelven agradecidos,
quedándose gozosos en su miseria y en su nada. La oración, el amor y el
sacrificio son los elementos indispensables para quien aspira a este apreciable
don. La oración lo comunica: el amor lo sostiene y el sacrificio lo impulsa.
Sólo a los oídos dispuestos hace escuchar el Espíritu Santo sus consejos e
inspiraciones.
*REFLEXIÓN*
En cuanto lo acogemos y lo alojamos en nuestro corazón, el Espíritu Santo comienza en seguida a volvernos sensibles a su voz y a orientar nuestros pensamientos, nuestros sentimientos y nuestras intenciones según el corazón de Dios. Al mismo tiempo, nos lleva cada vez más a dirigir la mirada interior a Jesús, como modelo de nuestro modo de obrar y de relacionarnos con Dios Padre y con los hermanos. Así pues, el consejo es el don con el que el Espíritu Santo capacita a nuestra conciencia para tomar una decisión concreta en comunión con Dios, según la lógica de Jesús y de su Evangelio.
De este modo, el Espíritu
nos hace crecer interiormente, nos hace crecer positivamente, nos hace crecer
en la comunidad y nos ayuda a no estar a merced del egoísmo o de nuestro modo
de ver las cosas. La condición esencial para conservar este don es la oración.
En la intimidad con Dios y en la escucha de su Palabra, poco a poco abandonamos
nuestra lógica personal, dictada la mayoría de las veces por nuestras
cerrazones, por nuestros prejuicios y nuestras ambiciones, y aprendemos a pedir
al Señor: ¿cuál es tu deseo?, ¿cuál es tu voluntad?....
*MEDITACIÓN*
Este don no se refiere a que seamos capaces de dar muy buenos consejos sino que en la vida diaria seamos capaces de descubrir y ayudar a otros a optar por la decisión más acertada. Pero lo acertado no siempre va acompañado a bienes económicos sino más bien a bienes espirituales que nos van a llevar al camino de la santidad.
En primer lugar, haz silencio en ti y pide al
Espíritu Santo que se manifieste en ti el don de Consejo.
En segundo lugar, examina
alguna situación que estés viviendo y en la que tengas que tomar alguna
decisión entre varias posibles.
En tercer lugar, ¿qué diría Jesús a esta situación? Si conoces poco puedes pedir al Espíritu Santo una palabra: coges la Biblia y la abres, lees hasta que descubras lo que Dios quiere decirte con el don de entendimiento.
Y por último, aceptar que lo
que Dios te presenta igual no es lo que quieres escuchar pero es lo mejor para
tu alma. Pidámoslo por intercesión de Aquella a quien saludamos en las letanías
como Mater Boni Consilii, Madre del Buen Consejo.
_“Con tu consejo me guiarás,
y después me recibirás en gloria”.... (Sal 73:24)._
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Escrita por: Pbro D. Mario Luis Almario
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🔥DIA 24🔥
*MENSAJE*
“Queridos hijos, con vosotros me regocijo y, en este tiempo de gracia, os invito a una renovación espiritual. Orad, hijos míos, para que en vosotros habite el Espíritu Santo en plenitud, de modo que, en la alegría, seáis capaces de dar testimonio a todos aquellos que están lejos de la fe. Hijos queridos, orad especialmente por los dones del Espíritu Santo para que, en el espíritu del amor, estéis cada día y en cada situación, más cerca del hermano, y superéis toda dificultad con sabiduría y amor. Estoy con vosotros e intercedo por cada uno de vosotros ante Jesús. Gracias por haber respondido a mi llamada.” (25 de Mayo 2000)
*GUIA*
El don de ciencia enseña la verdad, y la verdad es la humildad. Quien tiene en plenitud este don no puede ser soberbio; porque de la verdad emana la humildad. Este don lleva también consigo el propio conocimiento infuso; la distancia entre la creatura y Dios y la bondad gratuita de sus favores; esta gracia, lejos de envanecerla, la confunde y humilla, y la hace tocar su impotencia, su debilidad y su nada. Esta ciencia de ambos conocimientos es la verdadera ciencia que produce frutos de sólidas virtudes. Este don lo regala el Espíritu Santo por medio de la oración o contemplación.
La ciencia que no se funda en Dios es vana y peligrosa; la ciencia que procede del Espíritu Santo se encuentra en el fondo de un alma pura y sacrificada. Para la ciencia humana, da Dios la inteligencia al hombre en su entendimiento; y para la divina le da la luz de la fe y el don de ciencia. Este don lo da el Espíritu Santo no tanto en los libros, sino en el conocimiento claro de lo sobrenatural y divino por medio del trato íntimo, humilde y frecuente con Dios, por la oración.
La ciencia de lo divino sólo
con el don del Espíritu Santo se conoce; él lo da para bien de muchos, no
solamente para quien lo recibe; como los talentos de que habla el Evangelio,
que deben producir y multiplicarse. Este don contiene un secreto, dentro de la
luz que infunde en los espíritus que posee, consiste en que oculta al alma sus
buenas cualidades y virtudes, y la afianza en su pequeñez. El Espíritu Santo
mueve con el don de ciencia a la más profunda humildad.
*REFLEXIÓN*
El don de la ciencia de Dios y no la ciencia del mundo. Cuando nuestros ojos son iluminados por el Espíritu Santo, se abren a la contemplación de Dios, en la belleza de la naturaleza y en la grandiosidad del cosmos, y nos llevan a descubrir cómo cada cosa nos habla de Él, cada cosa nos habla de su amor”. ¡Todo esto suscita en nosotros gran estupor y un profundo sentido de gratitud!
El Santo que más se caracterizó por este don fue el famoso San Francisco de Asís que llegó a llamar a cada cosa creada (el sol, la luna, el viento...) como hermano sol, hermana luna... porque todos hemos sido creados por el mismo Dios. Pero el Creador te ha hecho criatura, no sólo te ha hecho sino que te ha dado alma y te ha puesto en un camino especial que tiende hacia el cielo. Así es como por este don el Espíritu Santo nos revela interiormente el pensamiento de Dios sobre nosotros, pues “nadie conoce lo íntimo de Dios, sino el Espíritu de Dios” (1Co 2, 11).
Al mismo tiempo, sin embargo, el don de ciencia nos ayuda a no caer en algunas actitudes excesivas o equivocadas. El primero es el riesgo de considerarnos dueños de la creación. Porque la creación no es una propiedad, que podemos gobernar a voluntad; la creación es un regalo, es un don maravilloso que Dios nos ha dado, para que lo cuidemos y lo utilicemos en beneficio de todos, siempre con gran respeto y gratitud.
La segunda actitud
equivocada es la tentación de quedarnos en las criaturas, como si éstas
pudieran ofrecer la respuesta a todas nuestras expectativas. El Espíritu Santo
con el don de la ciencia nos ayuda a no caer en esto... reflexionemos... ¿Es en
Dios en quien yo me apoyo o por el contrario son las personas donde pongo mi
confianza?
*MEDITACIÓN*
Ora
con estas palabras:
¡Danos, Espíritu divino, el don de ciencia, que anhelamos ser humildes! ¡Enséñanos a orar con verdadera contrición y a llamarte en nuestra ayuda! Sé nuestra luz en la oscuridad; Queremos vivir en el Corazón de Jesús en donde tú habitas, Espíritu Santo, en ese Corazón que es abismo de humildad y de amor. Muéstranos esos pilares de barro donde depositamos nuestro corazón y ayúdanos a abandonarnos en ti mi roca firme.
Enséñanos a mirar con tus
ojos y a contemplar en tu creación la expresión de tu amor, y abre nuestro
corazón a una alabanza sincera hacia nuestro Dios Creador por las maravillas
que ha hecho por nosotros y en nosotros. Amén.
_ «Nosotros no ponemos nuestros ojos en las cosas visibles, sino en las invisibles; pues las visibles son temporales; las invisibles, eternas» (2Cor 4,18)._
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Escrita por: Pbro D. Mario Luis Almario
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