EL BLOG DEL ESPÍRITU DEL PADRE

domingo, 31 de mayo de 2020

Invocaciones a María Santísima para recibir el Espíritu Santo

 

Invocaciones a María Santísima

 para recibir el Espíritu Santo

 

¡Oh Purísima Virgen María!, que en tu inmaculada concepción fuiste hecha por el Espíritu Santo Tabernáculo escogido de la Divinidad, ¡ruega por nosotros!

 ¡Y haz que el Divino Paráclito, venga pronto a renovar la faz de la tierra!

¡Oh Purísima Virgen María, que en el misterio de la encarnación fuiste hecha por el Espíritu Santo verdadera Madre de Dios, ruega por nosotros!

¡Y haz que el Divino Paráclito, venga pronto a renovar la faz de la tierra!

¡Oh Purísima Virgen María, que estando en oración con los Apóstoles, en el Cenáculo fuiste inundada por el Espíritu Santo, ruega por nosotros!

¡Y haz que el Divino Paráclito, venga pronto a renovar la faz de la tierra! 

Ven, Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos el fuego de tu amor. Envía tu Espíritu y será una nueva creación. Y renovarás la faz de la tierra.




María en Pentecostés



MARÍA EN PENTECOSTÉS

 

 "Todos ellos perseveraban en la oración, con un mismo espíritu en compañía de algunas mujeres, de María, la madre de Jesús, y de sus hermanos... Al llegar el día de Pentecostés, estaban todos reunidos en un mismo lugar. De repente vino del cielo un ruido como el de una ráfaga de viento impetuoso, que llenó toda la casa en la que se encontraban.Se les aparecieron unas lenguas como de fuego que se repartieron y se posaron sobre cada uno de ellos; quedaron todos llenos del Espíritu Santo y se pusieron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les concedía expresarse". (Hch 1, 14 y 2,1-4)María de Pentecostés, Inmaculada del Espíritu Santo, Madre de la Oración. Ruega a Dios por nosotros para que el Espíritu renueve nuestros corazones y obtengamos la plenitud de sus gracias.  Visitános Madre de Dios, tú que vienes con el viento del Espíritu. Amén.

Avemaría.....


viernes, 22 de mayo de 2020

Novena al Espíritu Santo - Arquidiócesis de Mendoza


NOVENA EQUIPO ARQUIDIOCESANO DE LITURGIA

 Y RELIGIOSIDAD POPULAR

Arzobispado de Mendoza

 

NOVENA AL ESPÍRITU SANTO 

La novena en honor del Espíritu Santo es la más antigua de todas las novenas, ya que fue la primera hecha bajo el mandato del mismo Señor, cuando les dijo a sus apóstoles que permanecieran en Jerusalén en espera de la venida del Espíritu Santo, en el primer Pentecostés. La lectura de Hch. 1, 8 puede iluminar este acontecimiento.

El Espíritu Santo, la tercera Persona de la Santísima Trinidad, es Dios. Verdadero Dios como lo son el Padre y el Hijo. Es el Amor del Padre y el Hijo. Cristo prometió que este Espíritu de Verdad iba a venir y moraría dentro de nosotros. "Yo rogaré al Padre y les dará otro Intercesor que permanecerá siempre con ustedes. Este es el Espíritu de Verdad que el mundo no puede recibir porque no lo ve ni lo conoce.

Pero ustedes saben que él permanece con ustedes, y estará en ustedes" (Jn 14, 16-17) El Espíritu Santo está presente de modo especial en la Iglesia, comunidad de quienes creen en Cristo como el Señor. Ayuda a su Iglesia a que continúe la obra de Cristo en el mundo. Su presencia da gracia a los fieles para unirse más a Dios y entre sí en amor sincero, cumpliendo sus deberes con Dios y los demás.

El Espíritu Santo guía al Papa, a los obispos, a los presbíteros y diáconos de la Iglesia en su tarea de enseñar la doctrina cristiana, dirigir almas y dar al pueblo la gracia de Dios por medio de los Sacramentos. Orienta toda la obra de Cristo en la Iglesia: solicitud por los enfermos, enseñar a los niños, preparación de la juventud, consolar a los afligidos, socorrer a los necesitados. Y frente al corona virus qué podemos pensar…

El papa Francisco nos deja una enseñanza muy linda y alentadora para nuestro tiempo. En su homilía de la Misa con los movimientos eclesiales invitaba a reflexionar sobre 3 puntos: novedad, armonía y misión, como fruto de la venida del Espíritu Santo.

Tal vez la palabra novedad es la que podemos rescatar para que nos ayude a iluminar este tiempo que nos toca vivir. El papa decía: “La novedad nos infunde un poco de miedo, porque nos sentimos más seguros si tenemos todo bajo control. Y que con respecto a Dios nos es difícil abandonarnos a Él con plena confianza. Pero en toda la historia de la salvación, cuando Dios se revela lleva la novedad que la transforma, y pide que confiemos en Él.

Por ejemplo: Noé, construye un arca ante la burla de todos y se salva; Abraham deja su tierra llevando solo la promesa; Moisés enfrenta la fuerza del faraón y guía al pueblo hacia la libertad; los apóstoles, temerosos y encerrados, salen con valentía a anunciar el Evangelio…”

Sin duda que es un tiempo importante donde se mezclan mucha incertidumbre y sentimientos; pero sin duda también es un tiempo para renovar nuestra plena confianza en Dios, sabiendo que es Él quien conduce los caminos cuando somos capaces de abandonarlos y ponernos en sus manos; así como lo hicieron nuestros antepasados.

Continuaba el papa Francisco: “Preguntémonos hoy: ¿estamos abiertos a las sorpresas de Dios? ¿O nos cerramos, con miedo, a la novedad del Espíritu Santo? ¿Tenemos valentía para recorrer los nuevos caminos de la novedad que Dios nos ofrece, o nos defendemos, encerrados en estructuras caducas que han perdido la capacidad de dar hospitalidad?”. Ojala estas preguntas nos puedan acompañar a lo largo de estos 9 días…


ESQUEMA PARA LA

NOVENA AL ESPÍRITU SANTO


Presentamos el siguiente esquema para cada día:

1- Tema del día

2- Iluminación bíblica

3- Reflexión doctrinal

4- Oración de los fieles

5- Rezamos un Padrenuestro - Avemaría – Gloria

6- Caminando con María, Sagrario del Espíritu Santo

7- Oración conclusiva


 DÍAS DE LA NOVENA:


PRIMER DÍA

 

1- TEMA: VEN ESPÍRITU SANTO

 

2- ILUMINACIÓN BÍBLICA

Hermanos:

Nadie puede decir: «Jesús es el Señor», si no está impulsado por el Espíritu Santo.

Ciertamente, hay diversidad de dones, pero todos proceden del mismo Espíritu. Hay diversidad de ministerios, pero un solo Señor.

Hay diversidad de actividades, pero es el mismo Dios el que realiza todo en todos. En cada uno, el Espíritu se manifiesta para el bien común.

Así como el cuerpo tiene muchos miembros, y sin embargo, es uno, y estos miembros, a pesar de ser muchos, no forman sino un solo cuerpo, así también sucede con Cristo. Porque todos hemos sido bautizados en un solo Espíritu para formar un solo Cuerpo –judíos y griegos, esclavos y hombres libres- y todos hemos bebido de un mismo Espíritu. (1 Corintios 12, 3b-7. 12-13)

La acción del Espíritu Santo en el corazón del creyente lo lleva a vivir en plenitud la vida de Dios, pero no en solitario, sino en familia, en comunidad, como Pueblo de Dios, como Iglesia.


3- REFLEXIÓN DOCTRINAL

El Espíritu Santo nos da un corazón abierto. Es lo primero. Porque nadie conoce lo íntimo de Dios, sino el Espíritu de Dios.

Pues bien su Espíritu que lo revela nos hace conocer a Cristo, su verbo y su palabra viva. Desde el comienzo y hasta la consumación de los tiempos, cuando Dios envía a su Hijo, envía también, a su Espíritu: la misión de ambos es conjunta e inseparable. El Espíritu viene en ayuda de nuestra flaqueza, es el artífice de las obras de Dios.

Es el maestro de la oración, por ello, no estás solo, el Espíritu Santo te acompaña.

Invocar al Espíritu Santo es disponerse a dejar obrar a Dios en la propia vida y ser instrumento de amor para otros. Es dejarse habitar por Dios, dejarse llenar de su gracia y misericordia.


4- ORACIÓN DE LOS FIELES

Respondemos “VEN ESPÍRITU SANTO”

 Para que nuestra Iglesia y sus pastores, guiados por el Espíritu Santo, nos muestren el camino que nos conduce al reino celestial. Oremos

 Para que toda la humanidad confíe en el amor misericordioso de Dios y recibamos siempre la Gracia de los dones del Espíritu. Oremos

 Para que guiados por el Espíritu Santo reconozcamos a Jesús como nuestro Señor y acceder así a la Salvación que Él nos trajo. Oremos.

5- rezamos un padrenuestro - avemaría –gloria

 

6- CAMINANDO CON MARÍA, SAGRARIO DEL ESPÍRITU EN LA ANUNCIACIÓN:

 La Virgen de Nazaret fue elegida para que se convirtiera en Madre del Redentor por obra del Espíritu Santo: en su humildad, halló gracia ante Dios (cf. Lc 1, 30).

Efectivamente, en el Nuevo Testamento vemos que la fe de María «atrae», por así decirlo, el don del Espíritu Santo. Ante todo en la concepción del Hijo de Dios, misterio que el propio arcángel Gabriel explica así: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra» (Lc 1, 35).

En este primer día de la novena, como María, invoquemos y recibamos con FE la Gracia del Espíritu Santo que transforme nuestra vida.

 

7- ORACIÓN CONCLUSIVA

Ven Espíritu Santo llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos el fuego de tú amor. Envía tu Espíritu para darnos nueva vida, y renovarás la faz de la tierra. Oh Dios, que has iluminado los corazones de tus fieles con la luz del Espíritu Santo, has que guiados por este mismo Espíritu gustemos la dulzura del bien y gocemos siempre de sus divinos consuelos. Te lo pedimos por Cristo Nuestro Señor. Amén.

 

SEGUNDO DÍA

 

1- TEMA: EL DON DE SABIDURÍA

 

2- ILUMINACIÓN BÍBLICA

“Pero con Dios están la Sabiduría y el poder, a Él pertenecen el consejo y la inteligencia.” (Job

12:13)

Vivir unidos a Dios nos trae la bendición de caminar por el camino de la justicia; su Espíritu Santo nos revela su Voluntad en el día a día y nos anima a vivirla.

 

3. REFLEXIÓN DOCTRINAL

El don de la Sabiduría, no se trata sencillamente de la sabiduría humana, que es fruto del conocimiento y de la experiencia.

La Biblia cuenta que a Salomón, en el momento de su coronación como rey de Israel, había pedido el don de la sabiduría (cf. 1 Re 3, 9). Y la sabiduría es precisamente esto: es la gracia de poder ver cada cosa con los ojos de Dios. Es sencillamente esto: es ver el mundo, ver las situaciones, las ocasiones, los problemas, todo, con los ojos de Dios. Esta es la sabiduría. Algunas veces vemos las cosas según nuestro gusto o según la situación de nuestro corazón, con amor o con odio, con envidia... No, esto no es el ojo de Dios. La sabiduría es lo que obra el Espíritu Santo en nosotros a fin de que veamos todas las cosas con los ojos de Dios. Este es el don de la sabiduría.

 

Y obviamente esto deriva de la intimidad con Dios, de la relación íntima que nosotros tenemos con Dios, de la relación de Hijos con el Padre. Y el Espíritu Santo, cuando tenemos esta relación, nos da el don de la sabiduría. Cuando estamos en comunión con el Señor, el Espíritu Santo es como si transfigurara nuestro corazón y le hiciera percibir todo su calor y su predilección.

 

El Espíritu Santo, entonces, hace «sabio» al cristiano. Esto, sin embargo, no en el sentido de que tiene una respuesta para cada cosa, que lo sabe todo, sino en el sentido de que «sabe» de Dios, sabe cómo actúa Dios, conoce cuándo una cosa es de Dios y cuándo no es de Dios; tiene esta sabiduría que Dios da a nuestro corazón. El corazón del hombre sabio en este sentido tiene el gusto y el sabor de Dios. ¡Y cuán importante es que en nuestras comunidades haya cristianos así!

 

Todo en ellos habla de Dios y se convierte en un signo hermoso y vivo de su presencia y de su amor.

Y esto es algo que no podemos improvisar, que no podemos conseguir por nosotros mismos: es un don que Dios da a quienes son dóciles al Espíritu Santo. Dentro de nosotros, en nuestro corazón, tenemos al Espíritu Santo; podemos escucharlo, podemos no escucharlo. Si escuchamos al Espíritu Santo, Él nos enseña esta senda de la sabiduría, nos regala la sabiduría que consiste en ver con los ojos de Dios, escuchar con los oídos de Dios, amar con el corazón de Dios, juzgar las cosas con el juicio de Dios. Esta es la sabiduría que nos regala el Espíritu Santo, y todos nosotros podemos poseerla.

 

4- ORACIÓN DE LOS FIELES

Respondemos: “VEN ESPÍRITU SANTO”

 Para que por el don de la sabiduría reconozcamos la virtud de la caridad y estemos más atentos a las necesidades de nuestros hermanos. Oremos

 Para que los intereses de este mundo no nos impidan saborear las cosas de Dios. Oremos

 Para que busquemos alimentar nuestra fe, nuestra esperanza y nuestra caridad a través de momentos de oración y formación cristiana. Oremos

 

5- Rezamos un padrenuestro - avemaría – gloria

 

6- CAMINANDO CON MARÍA, SAGRARIO DEL ESPÍRITU

EN LA VISITACIÓN:

Inmediatamente (de la Anunciación y Encarnación) después, María acude a ayudar a Isabel, y he aquí que cuando llega hasta ella y la saluda, el Espíritu Santo hace que el niño salte de gozo en el seno de su anciana pariente (cf. Lc 1, 44); y todo el diálogo entre las dos madres está inspirado por el Espíritu de Dios, particularmente el cántico de alabanza con que María expresa sus sentimientos profundos: el

Magníficat.

En este segundo día de novena, como María, aprendamos a gustar interiormente la grandeza del Señor y ser portadores de su presencia.

 

7- ORACIÓN CONCLUSIVA

Ven, Oh Espíritu de Sabiduría y revela a nuestras almas los misterios de las cosas celestiales, su enorme grandeza, poder y belleza. Enséñanos a amarlas sobre todo y por encima de todos los gozos pasajeros y las satisfacciones de la tierra. Ayúdanos a conseguirlas y a poseerlas para siempre. Amén.

 

 

TERCER DÍA

 

1- TEMA: EL DON DEL ENTENDIMIENTO

 

2- ILUMINACIÓN BÍBLICA

“No se dejen esclavizar por nadie con la vacuidad de una engañosa filosofía, inspirada en tradiciones puramente humanas y en los elementos del mundo, y no en Cristo”. (Colosenses 2,8)

La inteligencia que va más allá de nuestro discurrir humano, la que el Espíritu de Dios nos infunde, trae aparejados la paz y el progreso en la caridad.

 

3. REFLEXIÓN DOCTRINAL

Cuando pedimos el don del Entendimiento, no se trata aquí de la inteligencia humana, de la capacidad intelectual de la que podemos estar más o menos dotados. Es, en cambio, una gracia que sólo el Espíritu Santo puede infundir y que suscita en el cristiano la capacidad de ir más allá del aspecto externo de la realidad y escrutar las profundidades del pensamiento de Dios y de su designio de salvación.

 

El apóstol Pablo, dirigiéndose a la comunidad de Corinto, describe bien los efectos de este don —es decir, lo que hace el don de entendimiento en nosotros—, y Pablo dice esto: «Ni el ojo vio, ni el oído oyó, ni el hombre puede pensar lo que Dios ha preparado para los que lo aman. Y Dios nos lo ha revelado por el Espíritu» (1 Co 2, 9-10). Esto, obviamente, no significa que un cristiano pueda comprender cada cosa y tener un conocimiento pleno de los designios de Dios: todo esto permanece en la espera de manifestarse en toda su transparencia cuando nos encontremos ante Dios y seamos de verdad una cosa sola con Él.

 

Sin embargo, como sugiere la palabra misma, el entendimiento permite «intus legere», es decir,

«Leer dentro»: este don nos hace comprender las cosas como las comprende Dios, con el entendimiento de Dios. Porque uno puede entender una situación con la inteligencia humana, con prudencia, y está bien. Pero comprender una situación en profundidad, como la entiende Dios, es el efecto de este don.

 

Y Jesús quiso enviarnos al Espíritu Santo para que nosotros tengamos este don, para que todos nosotros podamos comprender las cosas como las comprende Dios, con la inteligencia de Dios. Es un hermoso regalo que el Señor nos ha hecho a todos nosotros. Es el don con el cual el Espíritu Santo nos introduce en la intimidad con Dios y nos hace partícipes del designio de amor que Él tiene con nosotros.

 

El don de entendimiento está estrechamente relacionado con la fe. Cuando el Espíritu Santo habita en nuestro corazón e ilumina nuestra mente, nos hace crecer día a día en la comprensión de lo que el Señor ha dicho y ha realizado. Jesús mismo dijo a sus discípulos: yo os enviaré al Espíritu Santo y Él os hará comprender todo lo que yo os he enseñado. Comprender las enseñanzas de Jesús,  comprender su Palabra, comprender el Evangelio, comprender la Palabra de Dios.

 

Uno puede leer el Evangelio y entender algo, pero si leemos el Evangelio con este don del Espíritu Santo podemos comprender la profundidad de las palabras de Dios.

 

4- ORACIÓN DE LOS FIELES

 

Respondemos: “VEN ESPÍRITU SANTO”

 Para que por el don del entendimiento perfeccionemos la virtud de la fe, para ver y gustar las maravillas divinas y comunicarlas a nuestros hermanos. Oremos

 Para que todas las personas que han perdido la fe y la esperanza se animen y vuelvan a sentir ganas de caminar hacia el amor de Dios. Oremos

 Para que las instituciones que trabajan en fomentar el idioma universal del amor, la justicia y la paz sean iluminadas por los dones del Espíritu. Oremos...

5- Rezamos un padrenuestro - avemaría – gloria

 

6- CAMINANDO CON MARÍA, SAGRARIO DEL ESPÍRITU EN LA NATIVIDAD Y LA INFANCIA DE JESÚS:

 

Toda la historia del nacimiento de Jesús y de su primera infancia está guiada de manera casi palpable por el Espíritu Santo, aun cuando no siempre se lo nombre. El corazón de María, en consonancia perfecta con su Hijo divino, es templo del Espíritu de verdad, en el que toda palabra y todo hecho quedan conservados en la fe, en la esperanza y en la caridad (cf. Lc 2, 19. 51).

 

En este tercer día de novena, como María, aprendamos a guardar en nuestro corazón, los signos de la presencia de Dios en los acontecimientos y experiencias de la vida.

 

7- ORACIÓN CONCLUSIVA

Ven, Oh Espíritu de Entendimiento, e ilumina nuestras mentes, que podamos conocer y creer en todos los misterios de la salvación, y que por fin podamos merecer ver la eterna luz en la Luz, y en ella la gloria de tener una clara visión de Ti y del Padre y del Hijo. Amén.

 

CUARTO DÍA

 

1- TEMA: EL DON DEL CONSEJO

 

2- ILUMINACIÓN BÍBLICA

“Escucha el consejo y acepta la corrección, y al fin llegarás a ser sabio. Hay muchos proyectos en el corazón del hombre, pero sólo se realiza el designio del Señor”. (Proverbios 19, 20-21)

Cuantos “consejos” escuchamos a diario: abramos nuestro corazón sólo a Aquel que nos creó, seguros de que su Espíritu nos acompaña cada día.

 

3. REFLEXIÓN DOCTRINAL

En el momento en que lo acogemos y lo albergamos en nuestro corazón, el Espíritu Santo comienza a hacernos sensibles a su voz y a orientar nuestros pensamientos, nuestros sentimientos y nuestras intenciones según el corazón de Dios.

Al mismo tiempo, nos conduce cada vez más a dirigir nuestra mirada interior hacia Jesús, como modelo de nuestro modo de actuar y de relacionarnos con Dios Padre y con los hermanos.

 

Es el don de saber discernir los caminos y las opciones, de saber orientar y escuchar. Es la luz que el Espíritu nos da para distinguir lo correcto e incorrecto, lo verdadero y falso.

Sobre Jesús reposó el Espíritu Santo, y le dio en plenitud ese don, como había profetizado Isaías: “No juzgará por las apariencias, ni sentenciará de oídas. Juzgará con justicia a los débiles, y sentenciará con rectitud a los pobres de la tierra” (Is 11, 3- 4).

 

4- ORACIÓN DE LOS FIELES

Respondemos: “VEN ESPÍRITU SANTO”

 Para que con el auxilio del Espíritu y su don de

Consejo podamos superar las situaciones difíciles de nuestra vida. Oremos

 Para que más personas conozcan y amen a Jesús y por el Espíritu seamos capaces de imitar su forma de vivir y actuar. Oremos

 Para que los rencores y heridas que anidan en nuestro corazón sean sanados por la fuerza y la paz del Espíritu. Oremos

5- Rezamos un Padrenuestro - Avemaría – Gloria

 

6- CAMINANDO CON MARÍA, SAGRARIO DEL ESPÍRITU EN LA VIDA OCULTA EN NAZARET:

Podemos, pues, estar seguros de que el corazón santísimo de Jesús, durante toda la vida oculta en Nazaret, halló siempre en el corazón inmaculado de María un «hogar» permanentemente encendido de oración y de atención constante a la voz del Espíritu.

 

En este Cuarto día de novena, como María, aprendamos a disponernos a la acción del Espíritu, que nos ayuda a descubrir los signos y la grandeza de Dios en lo cotidiano, en lo simple.

 

7- ORACIÓN CONCLUSIVA

Ven, Oh Espíritu de Consejo, ayúdanos y guíanos en todos nuestros caminos para que siempre hagamos tu Santa Voluntad. Inclina nuestros corazones a aquello que es bueno, apártanos de todo lo que es malo y dirígenos por el sendero recto de tus Mandamientos a la meta de la Vida Eterna que tanto anhelamos. Amén.

 

QUINTO DÍA

 

1- TEMA: EL DON DE CIENCIA

 

2- ILUMINACIÓN BÍBLICA

 

“Por esta misma razón, pongan todo el empeño posible en unir a la fe, la virtud; a la virtud, el conocimiento”. (2Pedro 1,5)

Que el Espíritu del Señor nos ayude a complementar en nuestra vida cotidiana, la ciencia y el saber, con la fe y el amor.

 

3- REFLEXIÓN DOCTRINAL

En el Génesis se pone de relieve que Dios se complace de su creación, subrayando repetidamente la belleza y la bondad de cada cosa. Al término

de cada jornada está escrito: “Y vio Dios que era bueno” Si Dios ve que la creación es una cosa buena, es algo hermoso, también nosotros debemos asumir esta actitud.

 

El Don de la Ciencia nos hace ver esta belleza, alabemos a Dios y démosle gracias por habernos dado tanta belleza, porque es el don de la ciencia de Dios y no la ciencia del mundo. Por este don el

Espíritu Santo nos revela interiormente el pensamiento de Dios sobre nosotros, pues “nadie conoce lo íntimo de Dios, sino el Espíritu de Dios” (1Co 2, 11).

 

4- ORACIÓN DE LOS FIELES

Respondemos: “VEN ESPÍRITU SANTO”

 Para que todas las personas que colaboran en el bienestar de los pueblos sean inspiradas por el don de la ciencia y descubran en él el “Conocimiento de Dios”. Oremos

 Para que los gobernantes de todo el mundo, colmados por el don de ciencia, trabajen conscientemente por el bien común. Oremos

 Para que los cristianos cuidemos y defendamos la vida en todos sus órdenes, como la expresión más bella de Dios mismo. Oremos

5- rezamos un padrenuestro - avemaría - gloria

 

6- CAMINANDO CON MARÍA, SAGRARIO DEL ESPÍRITU EN LAS BODAS DE CANÁ:

Testimonio de tan singular sintonía entre Madre e Hijo en la búsqueda de la voluntad de Dios es lo acontecido en las bodas de Caná.

En una situación preñada de símbolos de la alianza como la de un banquete nupcial, la Virgen María intercede y provoca —valga la expresión— un signo de gracia superabundante: el «vino bueno» que remite al misterio de la Sangre de Cristo.

 

En este quinto día de novena, como María, tengamos un corazón atento a la voluntad de Dios y seamos servidores de la alegría que trae la salvación.

 

7- ORACIÓN CONCLUSIVA

Ven, Oh Bendito Espíritu de Ciencia, y concédenos que podamos percibir la voluntad del Padre; muéstranos la nulidad de las cosas de la tierra, que tengamos idea de su vanidad y las usemos sólo para Tu gloria y nuestra salvación, siempre por encima de ellas mirándote a Ti y tus premios eternos. Amén.

 

 

SEXTO DÍA

 

1- TEMA: EL DON DE PIEDAD

 

2- ILUMINACIÓN BÍBLICA

“Mientras tanto, María conservaba estas cosas y las meditaba en su corazón”. (Lc. 2,19)

El Espíritu nos da este don para caminar cada día en este mundo, en la presencia de Dios.

 

3- REFLEXIÓN DOCTRINAL

Este don no significa tener compasión de alguien, es decir, tener piedad por el prójimo, sino que indica nuestra pertenencia a Dios y nuestro vínculo profundo con Él, un vínculo que da sentido a toda nuestra vida y que nos mantiene firmes, en comunión con Él, incluso en los momentos difíciles y temerosos.

 

Se trata de una relación vivida con el corazón: es nuestra amistad con Dios, que nos dona Jesús, una amistad que cambia nuestra vida y nos llena de entusiasmo y alegría.

Es el don que el Espíritu Santo nos da para estar siempre abiertos a la voluntad de Dios, buscando siempre actuar como Jesús actuaría.

 

4- ORACIÓN DE LOS FIELES

Respondemos: “VEN ESPÍRITU SANTO”

 Para que por el Don de la Piedad aprendamos a

Amar a Dios como Hijos y al Prójimo como Hermanos. Oremos

 Para que por la acción del Espíritu podamos vencer nuestros miedos y dudas y ser testigos del

Evangelio. Oremos

 Para que, el Espíritu sane nuestro corazón de la dureza y frialdad, abriéndonos a la ternura para con Dios y para con los hermanos. Oremos

 

5- rezamos un padrenuestro - avemaría - gloria

 

6- CAMINANDO CON MARÍA, SAGRARIO DEL ESPÍRITU EN EL CALVARIO:

 Ello nos conduce directamente al Calvario, donde María permanece al pie de la cruz junto con las demás mujeres y el apóstol Juan. Madre y discípulo recogen espiritualmente el testamento de Jesús: sus últimas palabras y su último aliento, en el que empieza a derramar el Espíritu; y recogen el grito silencioso de su Sangre, íntegramente derramada por nosotros (cf. Jn 19, 25-34).

 

 María sabía de dónde venía aquella sangre: se había formado en ella por obra del Espíritu Santo, y sabía que ese mismo «poder» creador resucitaría a Jesús, como él había prometido.

En este sexto día de novena, como María, vivamos una profunda relación de amor con Cristo, en el gozo y en el dolor, en la adversidad y en la calma, sabiéndonos sostenidos por su misericordia.

 

7- ORACIÓN CONCLUSIVA

Ven, Oh Bendito Espíritu de Piedad, toma posesión de nuestros corazones. Enciende dentro, nuestro tal amor por Dios que encontremos satisfacción sólo en su servicio, y por amor a Él nos sometamos amorosamente a toda legítima autoridad. Amén.

 

SEPTIMO DÍA

 

1- TEMA: EL DON DE FORTALEZA

 

2- ILUMINACIÓN BÍBLICA

“El Señor es mi Luz y mi Salvación, ¿a quién temeré? El Señor es el baluarte de mi vida, ¿ante quién temblaré?”. (Salmo 26:1)

No dejemos que el desaliento nos paralice; busquemos la fortaleza que el Espíritu Santo infunde en quienes lo invocan.

 

3- REFLEXIÓN DOCTRINAL

Hoy pensemos en lo que hace el Señor: Él viene siempre a sostenernos en nuestra debilidad y esto lo hace con un don especial: el don de fortaleza.

Con el don de fortaleza el Espíritu Santo libera el terreno de nuestro corazón, lo libera de la tibieza, de las incertidumbres y de todos los temores que pueden frenarlo, de modo que la Palabra del Señor se ponga en práctica, de manera auténtica y gozosa.

 

Hay también momentos difíciles y situaciones extremas en las que el don de fortaleza se manifiesta de modo extraordinario, ejemplar. La Iglesia resplandece por el testimonio de numerosos hermanos y hermanas que no dudaron en entregar la propia vida, con tal de permanecer fieles al Señor y a su Evangelio.

 

Cuando afrontamos la vida ordinaria, cuando llegan las dificultades, recordemos esto: «Todo lo puedo en Aquel que me da la fuerza». El Señor da la fuerza, siempre, no permite que nos falte. El Señor no nos prueba más de lo que nosotros podemos tolerar. Él está siempre con nosotros. «Todo lo puedo en Aquel que me conforta».

 

El apóstol Pablo dijo una frase que nos hará bien escuchar: «Todo lo puedo en Aquel que me conforta» (Flp 4, 13). Queridos amigos, a veces podemos ser tentados de dejarnos llevar por la pereza o, peor aún, por el desaliento, sobre todo ante las fatigas y las pruebas de la vida. En estos casos, no nos desanimemos, invoquemos al Espíritu Santo, para que con el don de fortaleza dirija nuestro corazón y comunique nueva fuerza y entusiasmo a nuestra vida y a nuestro seguimiento de Jesús.

 

4- ORACIÓN DE LOS FIELES

Respondemos: “VEN ESPÍRITU SANTO”

 Para que aquellos que hoy son perseguidos por manifestar el amor extraordinario de Dios sean fortalecidos por el Espíritu Santo y puedan seguir dando testimonio de su fe. Oremos

 Para que cada día el Espíritu Santo nos haga sentir la cercanía del Señor que nos fortalece en las fatigas y pruebas de la vida. Oremos

 Para que con el Don de Fortaleza sepamos seguir a Jesús con alegría, perseverancia y humildad de corazón. Oremos

5- rezamos un padrenuestro - avemaría – gloria.

 

6- CAMINANDO CON MARÍA, SAGRARIO DEL ESPÍRITU EN LA PASCUA:

Así la fe de María sostuvo la de los discípulos hasta el encuentro con el Señor resucitado, Y siguió acompañándolos también tras su ascensión al cielo, a la espera del bautismo «en el Espíritu Santo» (cf. Hch 1, 5).

 

En este séptimo día de novena, como María, no perdamos de vista la victoria de Cristo en la cruz y seamos servidores de los más débiles.

 

7- ORACIÓN CONCLUSIVA

Ven, Oh Espíritu de Fortaleza, alza nuestras almas en este tiempo de turbación y adversidad, fortalece nuestras debilidades, damos valor contra todos los asaltos de nuestros enemigos, que nunca seamos confundidos y nos separemos de Ti, Oh nuestro Dios y nuestro máximo Bien. Amén.

 

OCTAVO DÍA

 

1- TEMA: EL DON DEL SANTO TEMOR DE DIOS

 

2- ILUMINACIÓN BÍBLICA

“El temor del Señor es el comienzo de la sabiduría: son prudentes los que lo practican. ¡El señor es Digno de alabanza eternamente”. (Salmos 110, 10)

Que en nuestro diario andar tengamos presente de Quien somos Hijos e inspirados por su Espíritu, hagamos nuestras obras según sus designios.

 

3- REFLEXIÓN DOCTRINAL

El temor de Dios es el don del Espíritu que nos recuerda cuán pequeños somos ante Dios y su amor, y que nuestro bien está en abandonarnos con humildad, con respeto y confianza en sus manos.

 

Esto es el temor de Dios: el abandono en la bondad de nuestro Padre que nos quiere mucho. El Espíritu Santo con el don del Santo temor de Dios abre los corazones, a fin de que el perdón, la misericordia, la bondad, la caricia del Padre vengan a nosotros, porque nosotros somos Hijos infinitamente amados.

 

Cuando estamos invadidos por el Santo temor de Dios, entonces estamos predispuestos a seguir al Señor con humildad, docilidad y obediencia. Es un don que hace de nosotros cristianos convencidos, entusiastas, que no permanecen sometidos al Señor por miedo, sino porque somos movidos y conquistados por su amor.

 

Pero, atención, porque el don de Dios, el don del temor de Dios es también una «alarma» ante la pertinacia en el pecado. Cuando una persona vive en el mal, cuando blasfema contra Dios, cuando explota a los demás, cuando los tiraniza, cuando vive sólo para el dinero, para la vanidad, o el poder, o el orgullo, entonces el santo temor de Dios nos pone en alerta: ¡atención!

 

Atención en no poner la esperanza en el dinero, en el orgullo, en el poder, en la vanidad, porque todo esto no puede prometernos nada bueno.

 

4- ORACIÓN DE LOS FIELES

Respondemos: “VEN ESPÍRITU SANTO”

 Para que, las personas, que perdieron un familiar o amigo, consecuencia de la pandemia, reciban consuelo y paz. Oremos

 Para que cada cristiano en estos momentos difíciles dé testimonio de haber sido conquistado por el amor del Padre. Oremos

 Para que el Temor de Dios nos ayude a comprender que las cosas del mundo no son lo realmente importante sino vivir en el Amor y Misericordia del Señor en nuestras vidas. Oremos

5- rezamos un padrenuestro - avemaría - gloria

 

6- CAMINANDO CON MARÍA, SAGRARIO DEL ESPÍRITU EN PENTECOSTÉS:

En Pentecostés, la Virgen Madre aparece nuevamente como Esposa del Espíritu para ejercer una maternidad universal respecto a cuantos son engendrados por Dios mediante la fe en Cristo.

 

En este octavo día de novena, como María, aprendamos a confiar en las promesas del Señor, siendo instrumentos de misericordia para los que equivocan el camino.

 

7- ORACIÓN CONCLUSIVA

Ven, Oh bendito Espíritu de Santo Temor, penetra en lo más íntimo de nuestros corazones, que te tengamos, mi Señor y Dios, ante nuestro rostro para siempre, ayúdanos a huir de todas las cosas que te puedan ofender y haznos merecedores ante los ojos puros de tu Divina Majestad en el Cielo, donde Tú vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.

 

NOVENO DÍA

 

1- TEMA: TEMPLOS DEL ESPÍRITU EN EL TIEMPO PRESENTE

 

2- ILUMINACIÓN BÍBLICA

¿No saben que ustedes son templo de Dios y que el Espíritu de Dios habita en ustedes?

Si alguno destruye el templo de Dios, Dios lo destruirá a él. Porque el templo de Dios es sagrado, y ustedes son ese templo. (1 Corintios 3, 16-17) Dios quiere habitar en nosotros y desde nosotros manifestar su presencia y su amor.

 

3- REFLEXIÓN DOCTRINAL

El Espíritu Santo viene de lo alto, pero penetra y reside en nosotros para animar nuestra vida interior. Jesús no dice sólo: «él permanece junto a ustedes», lo cual puede sugerir la idea de una presencia que es solamente cercana, sino que añade que se trata de una presencia dentro de  nosotros (cf. Jn 14, 17).

 

San Pablo, a su vez, desea a los efesios que el Padre les conceda que sean «fortalecidos por la acción de su Espíritu en el hombre interior» (Ef 3, 16): es decir, en el hombre que no se contenta con una vida externa, a menudo superficial, sino que trata de vivir en las «profundidades de Dios», escrutadas por el Espíritu Santo (cf. 1 Co 2, 10).

 

La madurez propiamente cristiana implica el desarrollo de la vida del Espíritu, la madurez de la fe, de la esperanza y de la caridad. La conciencia de esta raíz divina de la vida espiritual, que se expande desde lo íntimo del alma a todos los sectores de la existencia, incluso los externos y sociales, es un aspecto fundamental y sublime de la visión cristiana del hombre.

Fundamento de esa conciencia es la verdad de fe por la que creo que el Espíritu Santo habita en mí (cf. 1 Co 3, 16), ora en mí (cf. Rm 8, 26; Ga 4, 6), me guía (cf. Rm 8, 14) y hace que Cristo viva en mí (cf. Ga 2, 20).

En este tiempo de pandemia somos llamados a manifestar al mundo la presencia del Espíritu Santo en nosotros con nuestras buenas obras. Si somos templos de Espíritu, sagrarios vivientes de Dios, estamos llamados a acercar la brisa suave del Espíritu Divino en nuestros ambientes y circunstancias de la vida cotidiana. Esa brisa de Dios que sana, perdona, levanta y ama.

 

4- ORACIÓN DE LOS FIELES

Respondemos: “VEN ESPÍRITU SANTO, LLENA MI ALMA, LLENA MI VIDA”

 Para que, en este tiempo de pandemia, vuelva a brotar en nosotros, la sonrisa, que exprese el gusto por vivir y por compartir, que manifieste la esperanza que viene de la paz interior, verdadera y real. Oremos...

 Para que las familias crezcamos en la esperanza y en el amor, nos dejemos amar por Dios, que sana, que nunca nos abandona, ese amor que va a sostenernos hasta que podamos abrazarnos nuevamente. Oremos

 Para que, nuestros jóvenes valoren su vida, que es posible comenzar algo bello, en este momento en que el mundo necesita de su alegría y que descubran que confiando en el amor de Dios todo es posible. Oremos

5- rezamos un padrenuestro - avemaría - gloria

 

6- CAMINANDO CON MARÍA, SAGRARIO DEL ESPÍRITU EN NUESTRA VIDA, EN LA VIDA DE LOS CRISTIANOS:

En este noveno día de novena, aprendamos de María a reconocer nosotros también la presencia del Espíritu Santo en nuestra vida, a escuchar sus inspiraciones y a seguirlas dócilmente. Él nos permite crecer de manera conforme a la plenitud de Cristo, con esos frutos buenos que el apóstol Pablo enumera en su Carta a los Gálatas: «Amor, alegría, paz, paciencia, afabilidad, bondad, fidelidad, mansedumbre, dominio de sí» (Ga 5, 22)

 

7- ORACIÓN CONCLUSIVA

Ven, Oh Divino Espíritu Santo, llena nuestros corazones con tus frutos celestiales: caridad, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, esperanza, mansedumbre y templanza. Que nunca estemos cansados en el servicio de Dios sino que, por continua y fiel sumisión a Tu inspiración, merezcamos estar eternamente unidos Contigo, en el Amor del Padre y del Hijo. Amén. 





domingo, 17 de mayo de 2020

Rosario al Espíritu Santo - Los Dones


ROSARIO AL ESPIRITU SANTO 
- Los Dones -

🕊 Antes de cada misterio:
”Ven Espíritu Santo, inflama nuestro corazón en las ansias redentoras del Corazón de Cristo, para que ofrezcamos de veras nuestras personas y obras, en unión con Él, por la redención del mundo, para la Gloria del Padre. Amén.”

🔥 1er. MISTERIO: La Conversión
(Pedir el Don del Santo Temor /de no ofender a Dios/)

Antes de cada invocación dicen todos:
¡Oh, Espíritu Santo, alma de mi alma…

1.- Conviérteme!
2.- Sáname!
3.- Vivifícame!
4.- Sálvame!
5.- Fortaléceme!
6.- Perdóname!
7.- Purifícame!
8.- Lávame!
9.- Absuélveme!
10.- Reconcíliame!

🕊 Al final de cada misterio:
”Gloria al Padre, Gloria al Hijo, Gloria al Espíritu Santo Como era en un principio, ahora y siempre por los siglos de los siglos. Amén.”
🕊 Antes de cada misterio:
”Ven Espíritu Santo, inflama nuestro corazón en las ansias redentoras del Corazón de Cristo, para que ofrezcamos de veras nuestras personas y obras, en unión con Él, por la redención del mundo, para la Gloria del Padre. Amén.”

🔥 2do. MISTERIO: La Iluminación
(Pedir el Don de Entendimiento y Consejo)

Antes de cada invocación dicen todos:
 ¡Oh, Espíritu Santo, alma de mi alma…

1.- Ilumíname!
2.- Aconséjame!
3.- Guíame!
4.- Instrúyeme!
5.- Oriéntame!
6.- Úngeme!
7.- Llámame!
8.- Atráeme!
9.- Rígeme!
10.- Caliéntame!

🕊 Al final de cada misterio:
”Gloria al Padre, Gloria al Hijo, Gloria al Espíritu Santo Como era en un principio, ahora y siempre por los siglos de los siglos. Amén.”

🕊 Antes de cada misterio:
”Ven Espíritu Santo, inflama nuestro corazón en las ansias redentoras del Corazón de Cristo, para que ofrezcamos de veras nuestras personas y obras, en unión con Él, por la redención del mundo, para la Gloria del Padre. Amén.”

🔥 3er. MISTERIO: El Despojo
(Pedir el Don de Fortaleza)

Antes de cada invocación dicen todos:
 ¡Oh, Espíritu Santo, alma de mi alma…

1.- Despójame!
2.- Pídeme!
3.- Quebrántame!
4.- Vacíame!
5.- Hiéreme!
6.- Derríbame!
7.- Vénceme!
8.- Libérame!
9.- Tómame!
10.- Revísteme!

🕊 Al final de cada misterio:
”Gloria al Padre, Gloria al Hijo, Gloria al Espíritu Santo Como era en un principio, ahora y siempre por los siglos de los siglos. Amén.”
🕊 Antes de cada misterio:
”Ven Espíritu Santo, inflama nuestro corazón en las ansias redentoras del Corazón de Cristo, para que ofrezcamos de veras nuestras personas y obras, en unión con Él, por la redención del mundo, para la Gloria del Padre. Amén.”

🔥 4er. MISTERIO: La Invasión
(Pedir el Don de Ciencia y Piedad)

Antes de cada invocación dicen todos:
¡Oh, Espíritu Santo, alma de mi alma…

1.- Invádeme!
2.- Lléname!
3.- Inúndame!
4.- Embriágame!
5.- Habítame!
6.- Fecúndame!
7.- Sáciame!
8.- Mírame!
9.- Bésame!
10.- Poséeme!

🕊 Al final de cada misterio:
”Gloria al Padre, Gloria al Hijo, Gloria al Espíritu Santo Como era en un principio, ahora y siempre por los siglos de los siglos. Amén.”

 🕊 Antes de cada misterio:
”Ven Espíritu Santo, inflama nuestro corazón en las ansias redentoras del Corazón de Cristo, para que ofrezcamos de veras nuestras personas y obras, en unión con Él, por la redención del mundo, para la Gloria del Padre. Amén.”

🔥 5er. MISTERIO: La Transfiguración
(Pedir el Don de Sabiduría)

Antes de cada invocación dicen todos:
¡Oh, Espíritu Santo, alma de mi alma…

1.- ¡Baútizame!
2.- ¡Úngeme!
3.- ¡Séllame!
4.- ¡Úsame!
5.- ¡Tócame!
6.- ¡Conságrame!
7.- ¡Unifícame!
8.- ¡Transfórmame!
9.- ¡Abrázame!
10.- ¡Divinízame!

🕊 Al final de cada misterio:
”Gloria al Padre, Gloria al Hijo, Gloria al Espíritu Santo Como era en un principio, ahora y siempre por los siglos de los siglos. Amén.”

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🌸MARÍA, ESPOSA DEL ESPÍRITU SANTO🌸

🕊 PALOMA
«Jesús se bautizó, salió del agua y al punto se abrió el cielo y vio al Espíritu de Dios que bajaba como una paloma y se posaba sobre él» (Mt 3,16). Este símbolo del Espíritu puede estar relacionado con la paloma que soltó Noé y que volvió con una hoja de olivo, signo de que la tierra volvía a ser habitable (cf. Gén. 8,10-12). O con la esposa del Cantar de los Cantares (cf. 2,1.4; 5,2), como signo de amor.
Jamás, en ningún momento de la historia, se ha dado una implicación tan total y profunda entre Dios y una creatura humana, como en María. La relación de la Virgen de Nazaret con las tres divinas Personas nos hace experimentar el vértigo del misterio y nos obliga a prorrumpir en estas palabras extasiadas de Francisco de Asís: «Santa María Virgen, no hay ninguna igual a ti, nacida en el mundo, entre las mujeres; hija y esclava del Altísimo Rey, el Padre celeste, Madre del Santísimo Señor nuestro Jesucristo, esposa del Espíritu Santo; ruega por nosotros»
La imagen de la relación nupcial entre el Espíritu Santo y María, está queriendo expresar dos realidades.

🔸 Primera que nunca el Espíritu de Dios ha penetrado tanto en una persona humana, adueñándose totalmente de ella, transformándola y convirtiéndola en puro instrumento suyo, como lo hizo en la Madre de Dios.

🔸 Y segunda que nunca una persona se ha dejado poseer y guiar por el Espíritu Santo con total disponibilidad y confianza como María. De ahí que la acción del Espíritu Santo en María sea un lugar privilegiado para comprender mejor su acción en todos nosotros. Y que, igualmente, la libre y amorosa colaboración de María con el Espíritu Santo, sea el modelo de toda relación con el Espíritu santificador.
Analicemos, pues, los distintos aspectos de esta relación privilegiada.

🌸🌸🌸

1. EL DON DE MARÍA
Lo primero que conocemos de la vida de María es que el ángel Gabriel se dirigió a ella con estas palabras: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo» (Lc 1,28). Curiosamente, en este saludo, el ángel no la llama por su nombre como hubiera sido normal, sino que le asigna un nombre nuevo: «llena de gracia». Este nuevo nombre designa el pasado, el presente y el futuro de María, lo que ha sido desde su nacimiento y lo que seguirá siendo siempre. Y su contenido es tremendo: «colmada del favor de Dios».

Significado que se explica y completa con la otra afirmación del ángel: «el Señor está contigo». Lo que se le quiere decir a María es que Dios la ama con predilección, que habita en ella y que en ella ejerce todo su poder. Y esto, sin ningún mérito por parte de ella, por pura iniciativa de Dios. La tradición cristiana ha interpretado bien esta querencia de Dios por María cuando la ha saludado como «toda santa», «elegida», «arca de la alianza».

Ahora bien, la gracia del Padre, en el Nuevo Testamento, es siempre Cristo; él es el único revelador y portador del amor del Padre. Y esto nos lleva a descubrir un nuevo misterio del nombre que se le asigna a María. Ella, desde el primer instante de su concepción, es de Cristo. Es decir, desde el primer momento de su existencia, participa ya de forma anticipada de la acción redentora y santificadora que va a llevar a cabo el Hijo eterno del Padre, el mismo que, mediante la Encarnación, se va a convertir en su hijo.

🔅Juan Pablo II ha expresado acertadamente este misterio: «María recibe la vida de aquél al que ella misma dio la vida» (Redemptoris Mater, 10). Que es lo mismo que cantaba un hermoso himno medieval: «Madre del que te engendró».

Y aún nos queda por descubrir un último secreto. «Llena de gracia» quiere decir, en último término, «llena del Espíritu Santo». Porque es siempre el Espíritu Santo el que nos hace participar del amor del Padre que se nos regala en Cristo. Es el poder santificador del Espíritu el que penetró en María en el primer instante de su vida, la libró de toda mancha y la hizo una creatura nueva, creada y formada por él (cf. Lumen gentium, 56). El Vaticano II la llama «sagrario del Espíritu Santo» (Lumen gentium, 53).
Este es el don que recibió esta criatura única, en la que la humanidad alcanzó toda su gloria y perfección. Pero, ¿y los demás? ¿Sólo nos queda la admiración y la envidia ante quien tiene tantas cosas que a nosotros nos faltan?

🌸✨La gracia de María se convierte en un faro potente que nos ayuda a descubrir nuestro propio misterio y aumentar poderosamente nuestra «autoestima». También nosotros, en el Bautismo, recibimos un nuevo nombre y con él una nueva existencia, una nueva vida que transformaba y elevaba nuestra vida natural a otro plano, dotándola de nuevas capacidades. En efecto, la gracia bautismal nos introdujo en la misma vida divina de manera absolutamente gratuita, es decir, por elección misteriosa de Dios. Fuimos hechos hijos adoptivos del Padre, recibimos la redención de Jesucristo y nos convertimos en sus miembros e imágenes. Y todo ello por la acción del Espíritu Santo, que nos hizo templos suyos, nos purificó de todo pecado, incluido el original, e infundió en nosotros la vida divina.

La «llena de gracia» tuvo que devolver su ser a Dios haciendo de su vida un himno de alabanza: «Proclama mi alma la grandeza del Señor... porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí» (Lc 1,46-49). Nosotros, desde la luz que ella derrama, sentimos la necesidad de proclamar con obras y palabras un Magníficat similar:

«Bendito sea Dios,
Padre de nuestro Señor Jesucristo,
que nos ha bendecido en la persona de Cristo
con toda clase de bienes espirituales y celestiales.
Él nos eligió en la persona de Cristo,
antes de crear el mundo,
para que fuésemos santos
e irreprochables ante él por el amor.
Él nos ha destinado en la persona de Cristo,
Por pura iniciativa suya,
a ser sus hijos;
para que la gloria de su gracia,
que tan generosamente nos ha concedido
en su querido Hijo,
redunde en alabanza suya» (Ef 1,3-6).

🕊🍃🕊🍃🕊

2. LA RESPUESTA DE MARÍA

Poco después de narrarnos la anunciación, el evangelista Lucas nos hace seguir los pasos de la Virgen de Nazaret hasta la casa de Isabel, que felicita a su prima con esta bienaventuranza: «Dichosa tú que has creído que se cumplirían las cosas que te fueron dichas de parte del Señor» (Lc 1,45).

Anunciación y visitación forman un díptico inseparable, como observa el Papa Juan Pablo II: «La plenitud de gracia, anunciada por el ángel, significa el don de Dios mismo; la fe de María, proclamada por Isabel en la visitación, indica cómo la Virgen de Nazaret ha respondido a este don» (Redemptoris Mater, 12).

💦Dice el Vaticano II: «Cuando Dios se revela hay que prestarle la obediencia de la fe, por la que el hombre se confía libre y totalmente a Dios» (Dei Verbum, 5). Esta descripción de la fe encontró una realización perfecta en María desde el momento mismo de la anunciación. Allí se confió a Dios sin reservas y se consagró totalmente a sí misma, como esclava del Señor, a la persona y a la obra de su Hijo. Como Abrahán, que «esperando contra toda esperanza, creyó y fue hecho padre de muchas naciones» (Rom 4,18), así María, después de haber manifestado su condición de virgen, creyó que, por el poder del Altísimo, se convertiría en la madre del Hijo de Dios.

🌸 Pero la anunciación, además de ser un momento culminante de la fe de María, fue también el punto de partida de un camino de fe, de un camino hacia Dios, en el que la Virgen tuvo que experimentar que creer es abandonarse totalmente a un Dios que no entendemos, a un Dios cuyos designios son insondables y sus caminos inescrutables (cf. Rom 11,33).

En efecto, María se encontró con el hecho desconcertante de que su hijo, aquel de quien el ángel había dicho «Dios le dará el trono de David, su padre», «reinará sobre la casa de Jacob por los siglos y su reino no tendrá fin», «será grande», tuviera que nacer en una situación de extrema pobreza.

Pocos días después del nacimiento, escuchó el anuncio de Simeón: «Una espada te atravesará el alma» (Lc 2,35). A lo largo de toda la vida de Jesús tuvo que avanzar en la peregrinación de su fe, manteniendo fielmente la unión con su Hijo, pero teniendo que aceptar los incomprensibles caminos de Dios, que le desconcertaba una y otra vez. Y la prueba definitiva de la fe de María tendría lugar al pie de la cruz, cuando tuvo que presenciar y participar en el desconcertante misterio de su hijo, que «despojándose de su rango, se humilló a sí mismo, obedeciendo hasta la muerte, y muerte de cruz» (Flp 2,5-8).

Este abandono total de la Virgen María a la voluntad de Dios, tantas veces incomprensible para nosotros, explica que la Iglesia nos la proponga como el modelo supremo de fe. Ella es la primera de los creyentes del Nuevo Testamento, la mejor y, además, la madre de todos los que vendrán después. Porque su sumisión y docilidad absolutas a la voluntad de Dios se debieron a la especialísima acción del Espíritu santo en ella, ya que, como afirma San Pablo, sin la acción del Espíritu Santo no tendríamos fe (cf. 1 Cor 12,3).
Pero es que, además, su obediencia total fue el desencadenante de que el Espíritu Santo irrumpiera en el mundo a través de Jesús. En María, pues, aprendemos a creer, y gracias a María podemos creer.
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💦🕊💦🕊💦

3. MARÍA, MADRE DE DIOS

Si María es la «llena de gracia» es porque fue elegida y destinada a ser la madre de Cristo. Toda la grandeza de María consiste en el hecho de ser la «Madre de Dios».

🕊💦 La concepción de Jesús en el seno de María por obra del Espíritu Santo, es, por una parte, el punto central de todo lo que la Virgen es en sí misma y en relación con los creyentes; pero, por otra, señala el momento culminante de la acción del Espíritu Santo en la historia de la salvación.

Recordemos una vez más el relato admirable del evangelista Lucas. Después del saludo inicial, el mensajero divino le dice: «No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios; vas a concebir en el seno y vas a dar a luz un hijo, a quien pondrás por nombre Jesús. Él será grande y será llamado Hijo del Altísimo» (Lc 1,30-32).

Ante este anuncio, la Virgen queda turbada y pregunta: «¿Cómo será esto, puesto que no conozco varón?». El ángel Gabriel, con exquisita delicadeza, le explica: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el que ha de nacer será santo y será llamado Hijo de Dios» (Lc 1,35).
Después de esto, María acepta con total disponibilidad: «He aquí la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra».

🌸🍃Evidentemente, en este relato existe una relación interna entre la disposición virginal de María y el poder del Espíritu Santo.
Posiblemente, y según la tradición más constante de la Iglesia, en María ya existía previamente una determinación virginal, un proyecto de vivir solamente para Dios; de otro modo, sería difícil de explicar su turbación ante el anuncio del nacimiento. Pero lo que resulta meridianamente claro es que el ángel le anuncia una concepción no por obra de varón sino del Espíritu Santo. Ciertamente la obra de María que recibe y la acción del Espíritu Santo que encarna al Verbo de Dios, no se sitúan en el mismo nivel.

El Espíritu Santo no es el padre de Jesús ni el esposo físico de María; estamos muy lejos de un «matrimonio sagrado», de una unión entre un dios y un mortal, de la que habla con frecuencia la mitología. En la concepción de Jesús, el Espíritu Santo no es comparte sexual sino poder creador. Actúa suscitando, de forma trascendente y misteriosa, la preñez de María. La expresión «el Espíritu te cubrirá con su sombra» remite claramente a dos pasajes de la Biblia. En primer lugar, al Génesis, al momento de la creación. La tierra estaba vacía y sin forma cuando apareció el Espíritu (cf. Gén 1,12).
Así también, el vientre de María era un vacío hasta que, por medio del Espíritu, Dios lo llenó con un niño que era su Hijo. El Espíritu de Dios, fuerza creadora para la que «nada hay imposible», inicia en María una nueva creación.

El otro pasaje es el del Éxodo, cuando la gloria de Dios en forma de nube llena y cubre la tienda de la reunión (cf. Ex 40,34-35). María es la nueva morada a la que Dios baja por pura iniciativa de su amor y de su misericordia para encontrarse definitivamente con su pueblo, para ser Dios-con-nosotros. Y esta bajada de Dios sólo podía realizarla el Espíritu Santo. Sólo él, que es quien produce el milagro de la vida y el que hace a la carne capaz de Dios, podía realizar esta entrada definitiva de Dios en la carne.

🕊✨La maternidad divina de María fue un hecho absolutamente único e irrepetible: Dios se hizo hombre una sola vez y para siempre en las entrañas de la Virgen. Pero la relación entre el poder creador de Dios y la disponibilidad virginal de María que se dio en la Encarnación, ilumina también otra realidad que nos concierne más a nosotros. La acción del Espíritu Santo en María fue el inicio de Pentecostés, cuando el Espíritu irrumpiría sobre todos los creyentes. Por eso la Iglesia ha relacionado siempre el seno virginal de María con su propio seno, la fuente bautismal, de la que salen los regenerados por el agua y el Espíritu.

También aquí el poder del Altísimo cubre con su sombra y engendra una nueva vida, unos hijos de Dios que, como dice San Juan, «no han nacido de la sangre, ni de deseo de hombre, sino de Dios» (Jn 1,13). Y también aquí, la acción del Espíritu Santo necesita el consentimiento humano, como necesitó el de María. La disponibilidad plena y virginal de María se convierte así en modelo de la fe con la que la comunidad cristiana acoge la intervención soberana y creadora del Espíritu en el bautismo y en todos los demás sacramentos.

🌷🍃🌷🍃🌷🍃

4. MARÍA, MADRE DE LOS HOMBRES
Si por medio de la fe María se convirtió en la madre del Hijo de Dios, en la misma fe descubrió y acogió otra dimensión de la maternidad, aquella que le hizo abrirse cada vez más a la misión de Jesús y convertirse en madre de todos los hombres. En efecto, a medida que se fue esclareciendo ante sus ojos y ante su espíritu la misión de su Hijo, ella misma se fue abriendo cada vez más a aquella nueva maternidad, que debía constituir su «papel» junto a su Hijo.
Particularmente significativa es al respecto la escena de las bodas de Caná (cf. Jn 2,1-12). María acude a Caná como madre de Jesús y acaba actuando como madre de los hombres. Esta nueva maternidad se concreta en tres acciones:

✨ 1) María intercede por los hombres al decir a Jesús: «No tienen vino», se pone entre su Hijo y las privaciones, indigencias y sufrimientos de los hombres. Se pone «en medio», o sea, se hace mediadora, no como una persona extraña sino en su papel de madre, consciente de que, como tal, puede hacer presente al Hijo las necesidades de los hombres.

✨ 2) María desea también que se manifieste el poder mesiánico de Jesús su poder salvífico para socorrer la desventura humana. Y este deseo, fuerza, de hecho la intervención de Jesús.

✨ 3) María se presenta como portavoz de la voluntad de Jesús «Haced lo que él os diga».
Así, en esta página del Evangelio de Juan, encontramos como un primer indicio de la solicitud maternal de María, que, como dice el Vaticano II, «no oscurece ni disminuye la única mediación de Cristo, sino más bien muestra su eficacia» (Lumen Gentium, 60).

📕Otro pasaje del mismo Evangelio de Juan confirma esta nueva maternidad de María, en el momento culminante de la salvación, al pie de la cruz: «Jesús, viendo a su madre y junto a ella al discípulo a quien amaba, dice a su madre: “Mujer, ahí tienes a tu hijo”. Luego dice al discípulo: “Ahí tienes a tu madre”. Y desde aquella hora, el discípulo la acogió en su casa» (Jn 19,26-27).

En esta escena, aparece claramente la particular atención de Jesús por su madre, a la que dejaba con tan gran dolor. Pero, también, el gran vínculo que une el amor de Jesús y el de María hacia todos los hombres. Cuando Jesús está entregando su vida por los hombres, amándolos hasta el extremo, les entrega a su madre, como parte indisociable del mismo amor y de la misma entrega.

Con razón comenta Juan Pablo II que «esta nueva maternidad de María... es fruto del “nuevo” amor, que maduró en ella definitivamente junto a la cruz por medio de la participación en el amor redentor del Hijo» (Redemptoris Mater, 23).

Y la maternidad universal de María no se va a quedar en el Calvario, sino que va a intervenir de manera discreta y silenciosa en el momento de la manifestación de la Iglesia. Al narrarnos el acontecimiento de Pentecostés, el evangelista Lucas lo relaciona con la anunciación (cf. Hch 1,14; 2,1-13). En ambos sitios se da una intervención especial del Espíritu: en Nazaret para engendrar a Jesús y en Jerusalén para engendrar a la Iglesia. Y en ambos sitios también interviene María: en Nazaret como madre de Jesús y en Jerusalén como madre de la Iglesia.

Así «María acoge, con su nueva maternidad en el Espíritu, a todos y a cada uno en la Iglesia, acoge también a todos y a cada uno por medio de la Iglesia» (Redemptoris Mater, 47). Es decir, María es a la vez Madre de la Iglesia y representación de la Madre-Iglesia, que es como su prolongación en la tarea de engendrar nuevos hijos por el Espíritu.

San Francisco de Asís:
Santa Virgen María, no ha nacido en el mundo ninguna semejante a ti entre las mujeres, hija y esclava del altísimo y sumo Rey, el Padre celestial, Madre de nuestro santísimo Señor Jesucristo, esposa del Espíritu Santo: ruega por nosotros... (OfP Ant.).
Salve, Señora, santa Reina, santa Madre de Dios, María, que eres virgen hecha iglesia y elegida por el santísimo Padre del cielo, a la cual consagró Él con su santísimo amado Hijo y el Espíritu Santo Paráclito, en la cual estuvo y está toda la plenitud de la gracia y todo bien... (SalVM).

💦🕊💦🕊✨

ORACIÓN AL ESPÍRITU SANTO – MORA EN MÍ

"Doma todo lo que es rígido; funde el témpano, encamina lo extraviado"
Espíritu Santo: Tú habitas en lo más profundo de nuestra vida.

“Si alguien me ama, guardará mi palabra; mi Padre lo amará, y vendremos a él, para hacer nuestra morada en Él”, dijo Jesús Sentirte cercano es la máxima experiencia que podemos tener. Tener la vida de alguien dentro de si, es experimentar ese mismo alguien en la esencia de su propio ser. Esto es: Sentir el sabor de su amor, de su ternura, de sus alegrías.

Espíritu Santo: Sentir tu presencia en nuestra vida es dejarse empapar por tus siete dones y carismas, testimoniándolo en la propia vida: la fortaleza, la sabiduría, la ciencia, el consejo, el entendimiento, la piedad y el temor de Dios. Por la promesa de Jesús, nuestro hermano, estamos ciertos de que nuestras relaciones con Dios, no son relaciones sólo de respeto y de adoración de un Dios que está fuera de nosotros, en el exterior.

La gracia que vivenciamos como hijos de Dios, nos hace penetrar en el interior de Dios en su propio corazón. Eso quiere decir, que el Padre, Hijo y tú, Espíritu Santo, vives en nosotros y en ellos, nosotros tenemos nuestra morada, pues en ellos vivimos, nos movemos y existimos. Amén.